viernes, 17 de octubre de 2014

ESENCIAL XVIII

PREFERENCIAS.
Entre ciudades: las ciudades viejas.
Las usadas, de calles trajinadas, disparejas.
Y las aldeas que están como colgadas de los montes,
Puestas al sol en las cornisas de los valles.
Cuyas calles terminan donde empiezan las huertas, los potreros.

Y de las ciudades, sus parque pequeñitos,
Sus muros, sus tapias, sus bares, cafés, sus restaurantes.
No  aquellos de comidas rápidas.
Yo ya voy sin afán, puedo esperar
Degustando los aromas de guisos y de copas.

Sus muros y fachadas largas, blancas
O pintadas de colores primorosamente discordantes.
Sin grafitis y sin arengas guerrilleras
Con carteles que anuncian la llegada de los circos,
Las ferias patronales, los torneos.

De las ciudades las que emanan el aroma de los vinos viejos.
No las recientemente construidas para los turistas.
Con sus parques limpios y sus avenidas
Son como escenografía desmontable, transitoria.
No tienen ni espantos, ni viejos asoleándose, ni palomas.

En las ciudades, las plazas de mercado,
El vocerío, los pregones, sus colores, sus olores.
Allí los productos tienen cada uno aroma propio
Y también el del sudor de los agricultores.
Y de los mercados el puesto de frutas, yerbas y las flores.

En los pueblos y ciudades que me gustan,
Los amaneceres y los atardeceres.
Los cementerios de sepulturas blanqueadas
Los pinos encorvados de troncos con múltiples arrugas
Los jardines sembrados por abuelas y por niños.

En las calles de los pueblos que yo quiero,
El resonar de las pisadas de un arriero
El paso de bicicletas y triciclos
El estruendo de los carros de rodillos de madera.
Y alguna tarde el motor del auto de un hijo que regresa.

De pueblos y ciudades viajas sus lentos días y sus largas horas.
Sus noches tranquilas con luna y con neblina.
Sus techos donde la lluvia tamborila,
Sus mañanas con cucaracheros
Sus calles llenas de colegiales que parten de paseo.                                                   

León M.N. Oct. 16 de 2014.  

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