viernes, 31 de octubre de 2014

LA MEMORIA DEL OLVIDO

La memoria y el olvido.
El caso de Christoph Kramer, el destacado deportista que en el partido de Alemania- Argentina del pasado Mundial de Futbol, sufrió una conmoción cerebral que borró de su mente los 31 minutos en los que fue protagonista de la gesta que todo el mundo aplaudió, me ha estremecido. 
Me he enterado del hecho por que el columnista Juan Esteban Constaín, lo mencionó en el periódico El Tiempo.

Yo he soñado tener una memoria selectiva, Sí, una memoria tramposa. Que sólo me recuerda cosas buenas, las malas me las borre como si nunca hubiera existido.

Quiero que Kramer recuerde la alegría de estar en el equipo campeón del Mundial de Futbol y que Falcao borre de sus recuerdos la tristeza de no haber participado.

Nací en 1948, año en que los historiadores fijan el inicio de la violencia en nuestra patria. Cosa muy discutible pues tengo argumentos para aseverar, que esa hecatombe empezó muchos años antes.

Quiero recordar la salida del sol el día en que nací, pues me contó mi mamá que nací de madrugada.

Quiero olvidar que en la noche del 9 de abril del 48, mis papás embarazados de mí, llegaron en un tren que venía de Puerto Berrío, a la estación de Cisneros en la Plaza del mismo nombre en Medellín. Les tocó esquivar piquetes de manifestantes, pedreas, incendios y retenes policiales, para poder llegar por los extramuros de Tenche, hasta el barrio de Belén donde vivían los abuelos.

Que permanezca en mi memoria, los paseos escolares por las veredas de Armenia Mantequilla, las elevadas de cometas en los potreros cercanos, las navidades con pólvora y con villancicos.

Quiero olvidar que los paisanos morían por ser liberales y otros morían por ser Godos. Los paviaban o les hacían el corte de franela.
Quiero recordar siempre mi primera comunión y la piñata.

Pero quiero olvidad los sermones de los curas. Demasiados, pecados, demasiado profundos los infiernos, demasiados temores y prohibiciones.

Quiero tener siempre presente la briza que corre en las altas montañas colombianas, el olor de sus montes y de los cañadulzales. La frescura entre los cafetales y el perfume de las chapoleras, El olor a sudor de los indios, los peones, los arrieros de paruma, mulera y de machete al cinto. El olor de las plazas de mercado.

Pero que se borre de mi mente el olor a pólvora y metralla. El olor a sangre seca en los cadáveres que alguna vez encontré en la cuneta de una carretera.

Los inteligentes y estudiosos de mi patria, dicen y predican que quien no conoce la historia está condenado a repetirla.

A mí ya me tienen hastiado y sintiendo arcadas, de tanto pregón por la importancia del recuerdo que quieren guardar en casas museos, acondicionadas para la memoria. De tanto cine, series y novelas que se filman, se escriben y se exhiben para que nuestros hijos y nietos no se olviden de los viles que hemos logrado ser, de lo indolentes, de lo intolerantes, del tamaño monstruoso de nuestros asesinatos y venganzas.

Hoy sólo deseo vivir en paz los últimos días que me queden.
Prefiero la bondad sobre la inteligencia.

Quiero soñar con que es posible para mí y para mi familia: un pequeño jardín donde se acerquen los pájaros y las mariposas y los vecinos, campesinos, que aunque sepan leer, no lean los periódicos, que aunque puedan oír, sólo oigan sus canciones, cuentos de cazadores y de pescadores, poesía y no le presten atención ni a la radio, ni a las redes sociales, ni a promesas de Mecías.

Creo que la paz, como la caridad, empieza por la casa.

Y de ahora en adelante me propondré vivir en paz pero en mi casa.

León M.N. Septiembre 11 de 2014.




  

jueves, 30 de octubre de 2014

CONDÚCEME

CONDÚCEME
Condúceme tú, camino de pionero,
Estela de espuma sobre el mar,
Ráfaga de viento.

Alúmbrame el camino cocuyito,
Tengo la laboriosidad de las abejas
Y la feroz voracidad de las libélulas.
La presteza coordinada de un batallón de hormigas,
La tenacidad solitaria de un escarabajo estercolero

Y cavo profundo para abonar desde dentro este desierto.
Guíenme en mi deambular las golondrinas
Que saben volver al nido que una vez dejaron.

Ábranse ante mi cortinas de neblina,
No me oculten engañosas el despeñadero.
Vago sin aparente rumbo, sin destino.

Pero oigo voces que me llaman.
Obedezco a un grito que desde dentro me convoca.
A un eco vagabundo, antiguo,
Que sin detenerse me apura, me impele, me reclama.

Soy un aprendiz de arriero que va hoy sin mercancía.
Es mi propósito aprender este camino,
Porque luego lo habré de emprender como es debido.

Acompáñame tu pálida luna y tu, lucero que madrugas.
Vengan conmigo los recuerdos
Y mi despierta capacidad de sorprenderme.

Que sea este viaje como una alegre romería.
Que canten conmigo los pájaros del bosque,
El agua en las quebrados, la brisa en los acantilados.

Que salgan a hacerme el tope:
El ganado detrás de seguras alambradas,
Los perros que guardan las casas de vecinos.
Los micos colgando de las lianas cual racimos
Y mecen alegres sus gritos al filo de la tarde.

Acompáñenme duendes del camino.
Asusten y hagan que huyan de mí los asaltantes.
Llévenme hasta ese puerto que imagino
Que no es el punto de llegada,
Debreá ser el embarcadero hacia un nuevo y delirante viaje,
Por una nueva ruta, hacia una novísima tarea,
Una gran aventurara hacia comarcas inimaginadas
Sembradas de conquistables ilusiones.


León M.N. Oct. 25 de 2014.

A IGUALA

 ÍTACA…
 HAMELÍN…
 COMALA…
 IGUALA.

                                               Halloween 2014.
Eres acaso tú Ítaca, esa cuidad buscada
Perdida aun hoy entre la bruma,
Las tempestades y las olas.

Eres Hamelín la ciudad muerta
Gobernada por estafadores
Hoy libre de ratones
Pero sigues habitada
Por asquerosas ratas del engaño.

Eres Comala, la ciudad donde la muerte vive
Y los vivos asustan a Pedro Páramo
Por sus oscuros callejones.

Eres Iguala.
La ciudad despojada de sus niños.
La cuidad sin carcajadas limpia, sin sonrisas

Eres todas las ciudades hoy en guerra
Eres mi pueblo chico
Mi ciudad sin luz
Y mi ciudad eterna.

León M.N.

POEMA CON RITMO



Quedará por cuenta de Usted:
Ponerle el ritmo, el compás y alguna melodía. 
Un  poema no está campleto antes de ser leído, recitado o declamado. Antes de que eso ocurra, sólo está en gestación y no ha nacido.

POEMA CON RITMO
Tic, tac. -Tic, tac. -Tic, tac.
Un, dos, tres. - Un, dos, tres. -  Un, dos tres.
Uno, dos y tres. -Uno, dos y tres. -Uno, dos y tres.
Un, dos, tres, cua , -Un, dos, tres, cua , Un, dos, tres, cua :
Aaaaaa la una, _____ aaaa las dos---- y --    aaa – las………………tres.
Do, ´´´´´´´´´´´´´´
Do, re…
Do, re, mi:
Do, re, mi., fa…
Ja,    ja,    ja.    Ja,ja,ja,ja,ja.
Tra, la, lalalá.-
Ding, dong.   -Ding, dong.   -Ding, dong.
Carrataplan, carrataplan, plan, plan.
Paparapaaaaaan……. Paparapaaaaaan…….
A la chin.-…  A la chin. -… A la chin, chin, chin.
yyyy…
fan fararanfa-----fan, fan.
Tan tararantan-----tan, tan.
  León M.N. Oct. 27 de 2014.





martes, 28 de octubre de 2014

PESADILLA DESDE LOS ANDAMIOS

PESADILLA DESDE LOS ANDAMIOS
A Jorge Zalamea
Y a su: Sueño de las escalinatas.
Los chamanes no fueron creídos, ni aceptados.

Se burlaron de ellos, fueron vilipendiados, tratados con deprecio, falta de estima, denigrados, ultrajados, contradichos y algunos apedreados, encarcelados y crucificados.

Tenían estampa de indigentes. (Creo que les debieron calificar también de desechables)

El  talento que tenían y la vocación a la que dedicaron su vida, los chamanes, fue hacer lectura de los tiempos y los acontecimientos que les tocó vivir e interpretarlos.

A ver en lo que apenas se insinuaban o vislumbraba, la avalancha de consecuencias nefastas que detrás vendrían.

Y luego de hacer esto llenos de amor y compasión por sus congéneres, se dedicaron a predicar, a advertir lo que caería encima de sus particulares sociedades y de su hábitat, que es éste planeta.

Así de esa forma veo a muchos de los que hoy nos hablan del respeto a la naturaleza, del cuidado ante el cambio climático, de la irreversible crisis en que ha entrado el capitalismo y lo que hemos llamado democracia, igual como pasó con el difunto comunismo.

Y yo os digo, desde aquí de esta colina.

Desde éste pulpito que como parapeto he encontrado en lo alto de este andamio de construcción de rascacielos. De fabricación de nuevas islas del encanto, de techos vegetales y jardines verticales.

Si desde aquí, donde puedo ver mejor la nube de esmog que nos entrará a los pulmones y el humo de las chimeneas, cuya carga de CO2 no alcanzarán a capturar los pocos parques y montes que nos quedan.

Desde el tubo de escape del buldócer que ronca y bufa mientras esculpe una carretera por la cuesta que asciende las faldas de éste paramo. Por la que suben los que descenderán los socavones para buscar las doradas entrañas de la tierra, la verde mirada del que apunta a nuestra frente con una metralleta o el increíble destellar de la luz sobre el carbón convertido en cristales de diamante.

Desde lo alto de esta plataforma de perforaciones que buscan el petróleo: la sangre en que se convirtió la vida, hace centurias desaparecida.

Cabalgando entre las palas de esta draga que impasible e incansable remueve las madres de los ríos y escupe a sus orillas, enormes piedras que como huevos de dinosaurios prehistóricos eclosionarán marcando el advenimiento de desiertos sembrados de hambre y de desesperanza.

Desde la cima de esta cantera donde a golpe de taladro, futuros portadores del mesotelioma cancerígeno, extraen el asbesto y entregan su vida a quienes por cuenta de un salario, fingen ser sus salvadores.

Encaramado en el platón de una volqueta que carga desperdicios hasta el basurero, veo la fila de basuriegos, recicladores, periodistas, investigadores, miembros de ONGs, políticos, predicadores, gallinazos, ratas y perros callejeros que vienes a hacer aquí, su cacería, su festín, su nuevo emprendimiento.

Trepado en una rama de éste bosque, diviso el nido de los últimos pajuiles, a mi lado cuelgan lianas, orquídeas y marimondas.

Oigo el estruendoso zumbido de las motosierras. Avasalladoramente van despejando el horizonte, dejando una mancha de raquíticos maizales, y en el verde enfermizo de potreros, regados por el suelo: los nidos, los huevos, los polluelos.

Veo un pequeño y disputado morichal en la sabana. Convergen a él: Chigüiros, lapas, cachirres, venados, ñeques, guíos perdiceros, garzones y carraos. El acechante caimán del Orinoco, el puma, el ocelote, una vacada y sus becerros. Todos hambrientos, muertos de sed y repletos de un enorme desaliento.

Desde el carajo de mi velero de migrante, puesto allí como vigía por castigo, veo que nos acercamos a un sexto continente inexplorado pero construido por nosotros: el que se ha ido formando por la acumulación de desperdicios industriales que descuidadamente arrojamos como barcos al garete, a las calles que van a las cunetas y de estas a los caños, las quebradas, a los ríos y bahías.

Desde los arrecifes, hoy cementerios de antiguos jardines de corales, donde ya no cantan las sirenas.

Desde la corneta parlante que me ha prestado en  el mercado del puerto un buhonero.

Desde el megáfono que por las calles de las barriadas, entre chabolas, los cambuche, los tugurios, va llevado por el político de turno de esta agonizante democracia.

Desde los cortos análisis que en medio de los largos anuncios publicitarios, hacen los intelectuales de la radio y la televisión.

Desde los nuevos pulpitos de los predicadores de Dios, que son ahora, la radio, la televisión, los vacíos coliseos del deporte y las desocupadas bodegas industriales.

Desde allí quiero gritar. Que se oiga mi demanda, mi reclamo, mi amenaza como si fuera un alarido.

Escuchemos a los chamanes. Aun están entre nosotros. ¡Escuchemos y actuemos!

León M.N. Oct. 28 de 2014.




Mi querido amigo

Un antropólogo que sembró mucha luz, Victor Turner, dice en uno de sus libros que los chamanes viven en el borde de la sociedad, mirando más allá. Ven lo que otros no pueden ver. Y que es importante atenderlos.
Podríamos sustituir la palabra profeta por chamán en tu texto y quedaría muy bien.

Ciertamente, hay razones para hablar de un apocalipsis. Una idea que, no obstante su validez, no me simpatiza. Me gusta más pensar que existe una multiplicidad de espejos y miradas, unas contradiciéndose a otras, y que hay una, en particular que merece verse con mayor distancia. Aquélla que le atribuye el peso de las cosas a "otro": al sistema, al Estado, a la globalización. 

No niego el papel determinante que ellos pueden jugar. Simplemente me parece insuficiente culparlos y ya. Se oye más como un grito de desesperación que un intento por hacer algo.

En efecto, hay que hacer algo además de buscar culpables (que los hay). Si no, vamos a seguir jugando al lobo feroz, creyéndonos los tres marranitos. El mito seguirá siendo nuestra jaula, no nuestro vuelo.

Creo que es preferible ocuparse de construir: voluntades, capacidades y, sobre todo, visiones de un mundo que puede vivir con ideas distintas sin necesidad de tener que morir por ninguna de ellas. Y en medio de la suerte de vendaval trágico, terrible por lo demás (en parte por las inmamables hipocresías), procuro trabajar así.

Así me aseguro que soy yo quien está ahí, acertando o equivocándose, y no el otro.

Un fuerte abrazo
Mauricio Sánchez

viernes, 17 de octubre de 2014

ESENCIAL XVIII

PREFERENCIAS.
Entre ciudades: las ciudades viejas.
Las usadas, de calles trajinadas, disparejas.
Y las aldeas que están como colgadas de los montes,
Puestas al sol en las cornisas de los valles.
Cuyas calles terminan donde empiezan las huertas, los potreros.

Y de las ciudades, sus parque pequeñitos,
Sus muros, sus tapias, sus bares, cafés, sus restaurantes.
No  aquellos de comidas rápidas.
Yo ya voy sin afán, puedo esperar
Degustando los aromas de guisos y de copas.

Sus muros y fachadas largas, blancas
O pintadas de colores primorosamente discordantes.
Sin grafitis y sin arengas guerrilleras
Con carteles que anuncian la llegada de los circos,
Las ferias patronales, los torneos.

De las ciudades las que emanan el aroma de los vinos viejos.
No las recientemente construidas para los turistas.
Con sus parques limpios y sus avenidas
Son como escenografía desmontable, transitoria.
No tienen ni espantos, ni viejos asoleándose, ni palomas.

En las ciudades, las plazas de mercado,
El vocerío, los pregones, sus colores, sus olores.
Allí los productos tienen cada uno aroma propio
Y también el del sudor de los agricultores.
Y de los mercados el puesto de frutas, yerbas y las flores.

En los pueblos y ciudades que me gustan,
Los amaneceres y los atardeceres.
Los cementerios de sepulturas blanqueadas
Los pinos encorvados de troncos con múltiples arrugas
Los jardines sembrados por abuelas y por niños.

En las calles de los pueblos que yo quiero,
El resonar de las pisadas de un arriero
El paso de bicicletas y triciclos
El estruendo de los carros de rodillos de madera.
Y alguna tarde el motor del auto de un hijo que regresa.

De pueblos y ciudades viajas sus lentos días y sus largas horas.
Sus noches tranquilas con luna y con neblina.
Sus techos donde la lluvia tamborila,
Sus mañanas con cucaracheros
Sus calles llenas de colegiales que parten de paseo.                                                   

León M.N. Oct. 16 de 2014.  

ESENCIAL XVII

QUIERO QUEDARME
A veces no me quiero morir, quiero quedarme
Por pura curiosidad quiero quedarme.
Poder decir después que yo también lo vi
Que estaba allí cuando eso sucedió o lo inventaron.
Sé que ocurrirá, sucederá aunque no sepa cuando
Yo quiero presenciarlo.
No me quiero perder el gran suceso
Que de verdad dé libertad a los esclavos
Los que fueron, que somos y serán mañana.
La inteligencia verdaderamente humana lo conseguirá
Trabajar se conjugará igual que el verbo: amar, crear, disfrutar,
Vivir a plena luz, y respirar será a pleno pulmón
Y sobre las colina y en el fondo de los valles
Por donde corren los ríos, los potros, los niños y los perros.
Pero antes y para que esto ocurra
Se inventarán la paz
Que debe ser casi lo mismo que cantar en coro.
En coro de polifonía.
Con muchas voces: Profundos bajos, barítonos,
Tenores, contraltos, sopranos y contratenores.
Con arpegios, distintas melodías y cadencias.
Deberá haber canon y contrapunteo
Pero serán como juegos de voces
Entre las flautas y violines.
Para ese entonces
Se habrá desterrado el dolor de este planeta.
El hambre habrá desaparecido
Porque no habrá ya quien la tenga,
Ni mucho menos quienes la mantengan.
Y para el odio funcionarán muy bien ya las vacunas.                  
Lo dicho: a veces no me quiero morir.
Quiero quedarme.

León M.N. Oct. 13 de 2014.



ESENCIAL XVI

TARDE EN LA TARDE.
Ya pasó la alborada, la mañana, el medio día.
Estamos en la tarde de la tarde, casi noche.
Llegan sin invitación remordimientos,
Y habitan aquí al lado los recuerdos.
Gusta éste paisaje de las luces tenues
Del viento suave que ve caer las hojas.
Y empuja el vuelo largo de las aves que regresan.
Parece que una mano se extendiera
Y lentamente cerrara las cortinas.
El ayer más lejano nos parece
Que se encuentra a la vuelta de la esquina.
Y el mañana es una sombra informe
Una muralla que se nos vino encima.
Pero queda este instante en el que vivo
Y lo quiero degustar como es debido.
Teniendo ojos y oídos muy abiertos
Y en mi mano una taza de café,
…Una copa de vino.

León M.N. Oct. 13 de 2014.

ESENCIAL XV

QUÉ ES VIVIR

Vivir es una buscadera
Como si al llegar, en el paquete algo faltara.
Y no se sabe qué es aquello, pero hace falta
Y se busca y su ausencia estorba e incomoda.

No bien hemos logrado gatear y ahí vamos:
Reptando, halando, destapando.
Y en  nuestro afán, tiramos, rompemos
Hacemos daños y nos hacemos daño.

Ya cuando damos los primeros pasos
Con ese andar borracho recorremos los pasillos
Trepamos escaleras, muebles, cajoneras
Hasta quedar atrapados en la cima de las mesas.

En la niñez el husmear se vuelve una aventura
Por los solares, los sótanos, los zarzos.
Los baúles y los escaparates
Buscamos tanto que encontramos azotinas.

Y en la adolescencia, sí que adolecemos
Algo nos sigue faltando, un complemento.
Y salimos de casa a buscarlo y a deshoras
Sin saber explicar: qué se nos ha perdido.

Y en ese trajinar de exploradores
Buscando siempre lo que no se nos ha perdido
Nos sorprenden: papá, mamá,
El cura, el policía y los maestros.

Ya de mayores creemos saber qué es lo que buscamos:
Amor, fama, fortuna, poder, conocimiento.
Y a eso dedicamos nuestros días y el mejor esfuerzo
Y atesoramos todo eso como Epulón en su palacio.

Ilusos quisiéramos descansar de tanto esmero
Sentarnos en la tarde de los días
Pero sentimos que algo nos falta todavía
Y entonces emprendemos la última explorada y sin regreso.

León M.N. Oct. 13 de 2014.