ENSUCIAN EL RECUERDO
Me consideraba una persona
sensible y solidaria.
Capaz de sentir dolor en el
dolor ajeno.
Hoy me he pillado en el
pecado.
Me he sorprendido sintiendo…
dolores… de dolores.
Dolores fuertes que hasta el
corazón arrugan
y otros que no logran
traspasar la corteza de mi indolencia encallecida.
La corteza de que hablo no es
aún muy gruesa.
Y una falta de solidaridad
con el dolor de mis vecinos,
hicieron que adentro, muy
adentro,
mi falta de dolo me avergonzara.
Tienen la culpa de eso que
hoy estoy sintiendo
Lecciones de ética y moral
que recibiera.
La vida es sagrada y en toda
circunstancia debe serlo.
Pero no lo he sentido así yo
siempre.
Me dolió hasta el fondo de
mis huesos
la muerte de unos niños en
Iguala,
La incineración de unos
creyentes africanos en su iglesia.
Pero cuando escuché que
habían asesinado a bala a una familia,
“Tal vez en retaliaciones de
pandillas,”
eso me dolió, pero no tanto.
Fue que dijeron: “Tal vez…
ajusticiamiento entre bandas criminales.”
Quién se inventó ese: “Tal
vez”.
Quién y por qué dijo: “Al
parecer en un ajuste de cuentas…”
Qué periodista, qué juez, que
testigo, que policía
se abrogó el derecho de
sembrar la duda.
Con esos: “Al parecer…” “Tal vez…” “Se cree…” “Se comenta…”
Se ensucia el recuerdo de
difuntos, que nunca podrán volver a defenderse.
El que con una expresión
ligera, desdibuja la honra de un vecino
con ella esta ensuciando
injustamente el recuerdo de un amigo.
Tengo derecho a que mi muerte
duela.
Tengo derecho a gozar de un
recuerdo limpio.
Tengo derecho a no ser un
falso positivo.
Tengo derecho a que me
entierren con un nombre.
Tengo derecho a no ser un
N.N.
Tengo derecho a un
diagnostico,
A un juicio verdadera y verazmente
concluido.
No es obligación poner en mi
tumba un epitafio
Pero no hay derecho a que
sobre ella siembren duda.
León M.N. Dic. 29 de 2014.