jueves, 10 de marzo de 2016

ES VERGONZOSO QUE UN GOBIERNO NO DEFIENDA A LOS MÁS DÉBILES.
La corrupción es sistémica y se manifiesta en los diferentes órganos del Estado. La corrupción es una epidemia que poco a poco va impregnando a todos incluidos los que están nombrados, creados y hasta los que disque tienen vocación de combatirla.
Déjenme contarles el último caso en el que la vi plasmada, no evidente, camuflada.
La debilidad, la pobreza moral, vergonzosa falta de autoridad, de compasión de las instituciones, se hace más grande, profunda y reprochable, cuando afecta directamente a los más débiles. En el caso al que me voy a referir, afecta exclusivamente a los pensionados, que son los ancianos que trabajaron por crear patria y fueron previsivos y no quisieron ser carga para la sociedad que hoy los castiga y las instituciones que les roban.
A la que me refiero es una corrupción taimada, solapada, aparentemente inocua, disfrazada de error de procedimiento o de olvido involuntario; pero es maldita como las más grandes, es estrambótica y escandalosa.
Un pensionado con persona a cargo que no devenga pensión (esposa que no cotizó por ser ama de casa) tiene por ley derecho a que su mesada pensional se le incremente en el 14% de un salario mínimo mensual vigente.
Ocurre que EL INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES, hoy COLPENSIONES, sistemáticamente no liquida este incremento a sus pensionados. Es de justicia y de ley que se liquidara pero no lo hace y la razón oculta para no hacerlo es que de 100 pensionados si acaso el 30% lo reclamaran y los incrementos del restante 70% que no lo hace, se lo economizan para el festín burocrático, inconfesable que con los fondos de pensiones se hace en nuestra dolorida patria a costa de los pensionados.
Pero esta práctica no solo roba a los que por ignorancia o falta de paciencia y de recursos no interpone demandas y tutelas para que se les pague lo debido. También roba descaradamente a los que sí demandamos el pago de nuestros derechos.
Al tener que interponer demandas y tutelas, estas se deben hacer mediante oficinas de abogados especializados en el tema. Con ellos firmamos contratos  a cambio de un porcentaje de lo que seguramente lograrán  y que se incrementará en valor con relación directa al tiempo que se tarde la sentencia de pago. Esto es, mientras más se demore, más dinero recibirán los abogados y durante más tiempo COLPENSIONES habrá jineteado nuestro dinero.
Pero no termina allí el escamoteo a las pensiones de los indefensos pensionados; el contrato que la oficina de abogados presentó para que firmara el demandante, reza de la siguiente forma: “Estarán a cargo de los abogados las costas del proceso en caso que el juez niegue la petición, pero si por el contrario la petición es aceptada por el juez y COPENSIONES condenada a pagar los incrementos, las costas del proceso, que serán pagadas por COLPENSIONES, se consideran propiedad de los eficientes abogado.
COLPENSIONES sabe que tiene que pagar los incrementos por persona a cargo pero no los paga, a la espera de que muchos incautos no los reclamen.
El pensionado que los reclama tiene que compartir su pensión injustificadamente con los abogados.
COLPENSIONES gasta innecesariamente patrimonio de los pensionados en pagar costas de procesos que de todas maneras tendrá que pagar.
Y el pensionado que con su pensión pagó también honorarios de abogado, no puede recuperar equitativamente parte de lo que invirtió en el proceso, pues los abogados de antemano le hicieron firmar un contrato en el que cedía el total de las costas que segurísimamente tendrá que pagar COLPENSIONES, a favor de los hábiles abogados.
Con un elemental juego de cálculo podremos acercarnos a las enormes sumas que  el sistema se roba al patrimonio de los pensionados.
Qué bueno sería que se destapara esta repugnante olla de putrefacción  en la que El Estado, COLPENSIONES y muchos jueces y abogados cocinan sus ganancias con la sangre de los pensionados de éste dolorido país.
León Montoya Naranjo.