NO ME ENGAÑAN
Sólo es posible la
ficción, historiar es imposible.
Me refiero a
escribirla, a estudiarla, a conocerla.
La historia es
personal, intima, individual.
Que se callen de una
vez por todas,
los llamados,
escribientes, cronistas o escribanos.
Y los autonombrados
historiadores.
Unos y otros con
título, con cargo o sin ello;
se especializan en dar
el testimonio que otros quieren dejar.
Se encargan de
inventar hazañas, gestas, injurias y heroísmos.
De imaginar causas,
razones, justificaciones.
No sólo eso, también
nos quieren convencer hasta de consecuencias.
No caeré en la farsa
ni aun cuando me fuese dicho:
Ésta es la historia
vivida por los que vencieron,
y en tomo aparte: la
que vivieron los que en aquella ocasión fueron vencidos.
De qué valdría un
recuento ordenado de acontecimientos pasados,
sin juicio, ni
valoración, sin que esté matizado de pasión y sentimientos.
Y qué valor histórico
puede tener
la apasionada versión
que pueda dejarnos un fulano,
su grupo, su partido,
y aun, si fuera posible, toda una nación.
La historia es un imposible.
La que nos cuentan, la
que leemos
o la que atrevidos
quisiéramos escribir es solamente ficción.
Productos de la ira,
el desamor o la traición.
Justificación de
inconfesables y abyectas pretensiones,
y de feroces e
inhumanas actuaciones.
La historia no se
puede escribir:
Estamos condenados a
vivirla.
León M.N. Mayo 25 de 2015.