ODA A MIS OJOS.
Mis ojos que buscan la
belleza
Y afortunados la
encuentran colgando de paredes
De casas, palacios y
museos.
Como piedras lustrosas
de las que surgen
Los fornidos héroes desnudos
sobre pedestales.
Y en las fuentes, las
ninfas de túrgidos senos
Y caderas de peras que
maduran al sol de las mañanas.
La encuentran en
corceles de bronce que parecen bufar
Llevando en lomos
conquistadores y guerreros libertarios.
Dibujada en increíbles
trazos sobre papel o porcelana.
Denotan vida, fuerza,
laxitud, placer erótico y la muerte.
Y en lienzos antiguos
y contemporáneos
En los que el pincel
ha resbalado
Como ungiendo con
aceite imágenes sagradas
Y la acuarela enjuga
lágrimas y baña niños desnudos en la playa.
La belleza por doquier
me busca, me persigue
Y dichosamente me
encuentra preparado
Para el placer de
contemplarla en los colores
El claroscuro, las
texturas; infinitas tonalidades y sus brillos.
Hoy me despido de los
paseos por museos
De mi rutina en
soliloquio por las galerías
Las salas de cine, los
teatros y los salones de concierto.
De mis entradas casi
furtivas a estudios de artista
A los talleres de
ceramistas, orfebres y alfareros.
No me detendré más
recostado a las paredes de las iglesias
Cuando al pasar
coincida con un réquiem desde el coro.
Dejaré de buscar
nuevos deleites y sorpresas
En las revistas y en
los interminable espacios de Internet,
Y mucho más en la
anticuada enciclopedia.
Volveré a mi jardín y
en cada pétalo hallaré la ceda
De la piel y de los
mantos unida al perfume femenino.
Y en el muelle, el
taller, el aserrío y el mercado
Encontraré los fuertes
brazos, torsos lustrosos
Manos que abrazan las
hinchadas venas
Piernas musculosas y
nervudas batallando.
Y el brillo nervioso
que salta relumbrando
Como oro u oropel
adherido o mezclado con la arena
Lo veré deslizándose
en la playa a merced de las mareas.
Donde formando redes
intrincadas de arroyitos
Vuelve a la mar llevándose
entre ellas atrapados a mis ojos.
Y cuando la luna pinte
de blanco las crestas de las olas
Yo estaré allí para
apreciar el azul oscuro, casi negro
Que tienen el mar sin
la luz del sol que lo abandona.
Que otro lienzo querré
que no el del firmamento de mi aldea
Con Venus desde el
horizonte que lo va pintando
De un leve azul e
infinidad de blancos
Encontrados en las madreperlas
y en los velos que la neblina teje.
Que mejor obertura que
la pastoril que entonan los turpiales
Y el murmullo de la
quebrada donde el agua canta y riela.
Y cuando al salir el
sol ya están que danzan las mariposas
Y yo desnudo en medio de
ellas.
Hambrientos mis ojos
no se cansan de encontrar belleza.
La encuentran en los
amarillos, ocres y sepias
De las crujientes hojas
que el viento del estío arroja.
En la neblina que en
la mañana o en la tarde
Como ruana rodea el
cuello y el pecho de los cerros.
En el brillo del sol
que tintinea
En las hondas que el viento
forma al jugar en la laguna.
En las esferas de liquido
cristal dejadas temblorosas
Por el rocío sobre los
geranios o pendiendo de filamentos verdeazules.
Encontraré la belleza
desde hoy y para siempre
En el cinético ir y
venir del baile de las sombras
De una rama desnuda de
follaje sobre el césped.
Me esperará paciente
la belleza
En formidable mosaico
adherido a la pizarra de los farallones
Compuestos por areniscas,
caliza, dolomita, basaltos y granito.
Cambian constantemente
con la luz, la humedad y el viento.
Con los musgos, los
líquenes, bromelias, los helechos…
Ya no extrañaré La
Venus del Espejo
Sí coqueta me mira la
redonda luna
Semioculta por dorada
nube a través del cristal de mi ventana.
No temblaré al tacto
del pulido mármol,
Ni ante el frío roce
del cristal bruñido.
Pero seguirán alerta
todos mis sentidos
Ante tu perfume suave,
tu silente llegar
Tu tranquilo respirar
sobre mi almohada,
Tu complaciente sonrisa
bien amada Mariana.
Reflejada en el púrpura
claro de mi copa de vino.
León M.N. VI de 2013.