lunes, 26 de mayo de 2014

AHORA, A ESTA HORA

AHORA, A ESTA HORA
Ahora, a esta hora, sólo frente a la pantalla en blanco que me presenta este artilugio tecnológico que me maravilla y que aun no entiendo cómo puede al  mismo tiempo reproduce para mi capricho: Tocata y Fuga en Re menor. Medito.
Ese órgano que escucho es un lamento, una súplica de justicia a un Dios callado.
Es una y toda las denuncias de injusticias que ahora, a esta hora el hombres cometen contra el hombre y en contra de la vida.
Es el eco del oleaje que devora en el mediterráneo, muy cerca a Lampedusa, muy cerca a Melilla y Ceuta, a un viejo carguero de cabotaje  repleto de migrantes que lloran su patria perdida a lo lejos en la otra orilla, la familia que dejaron y la costa inalcanzada que se desvanece entre burbujas que ascienden, mientras ellos se hunden tratando de agarrar un sol que nunca volverán a ver.
Ahora a esta hora los plenipotenciarios de la Unión Europea escuchan un discurso traducido que quiere motivar una acción urgente en favor de los refugiados de hoy y de mañana. Un continente de migrantes, de invasores, de colonialistas, cierra sus puertas, sus ojos, sus iodos y también sus puños. Cierran con alambres punzantes los campos sembrados de carpas para refugiados y también cierran las tumbas donde yacen los que la marea dejó sobre las playas.
Ahora, a esta hora, se desvanece el sentido que en diferentes lenguas tienen las palabras: urgencia, especie humana, indocumentados, ilegales, euros, dólares y hambre, derecho al trabajo, derechos humanos, ONU, fraternidad y vida.
Ahora, precisamente a esta  hora, un condenado más es conducido silenciosamente hasta una fría y aislada celda en el Callejón de la Muerte. Y un testigo circunstancial, ahora, a esta hora, siente que mil dedos lo señalan y lo acusan, pero calla.
Ahora, a esta hora, se derrumban las paredes del socavón, donde con ansiedad, escavaba un hombre de aproximadamente cuarenta y cinco años, de tez morena, a quien  nadie ha identificado. Quién hubiera podido sacarlo a tiempo de entre las rocas que lo asfixiaban, si hacerlo era perder las pocas horas de trabaja que le permitían para sacar en formas de polvillo de oro, el alimento de los hijos.
Ahora, a esta hora, por cuenta de las multinacionales de la minería y de las de la industria de fertilizante, fungicidas y pesticidas, una madre envenena inconscientemente a sus hijos con  alimentos cargados de residuos tóxicos.
Ahora, a esta hora, en todos los vertederos, los basureros y rellenos sanitarios, niños mocosos y descalzos. Madres agachadas escarban entre la inmundicia, latas y frascos rotos, buscando algo de valor que puedan cambiar por un pan duro.
Ahora, a esta hora, las ratas y los buitres y los gérmenes de todas las enfermedades, no distinguen entre tanto hedor que aquellos que llevan en sus ojos el brillo de la esperanza, no pueden ser su presa.
Ahora a esta hora, se entrega a los camiones recolectores de residuos, el 30% de todas las cosechas y de todas las bodegas de supermercados, hoteles y cocinas, y es natural, eso debe incinerarse.
Ahora, a esta hora, una asustada madre joven sola, da a luz un hijo no buscado y menos deseado. Lo acaricia con manos que tiemblan con temor, lo cobija con una mirada de incredulidad y asombro, y lo baña con llanto mezcla de dolor y de alegría.
Ahora, a esta hora, un franco tirador oculto a la sombra de una ventana rota, apunta su rifle a algo que agazapado se mueve entre los escombro de la otra calle. Y dispara. No puede permitir que aquello que se mueve pueda ser el oscuro cañón del arma de su vecino que contra él pueda dirigirse.
Ahora, a esta hora sigo escuchando a Bach y siento que mi piel se eriza, mis ojos se nublan y todos los tendones que conectan mis músculos a  todas mis articulaciones, se contraen y electrizan. Es culpa de las fugas. Siempre me han emocionado.
Ahora, a esta hora, un nuevo tratado de comercio internacional se firma para favorecer a unos, con el sacrificio de otros. Y debe ser así. El progreso no puede detenerse.
Ahora, a esta hora, nuevamente se modifican las fronteras en los Balcanes, allende los Urales y en medio del continente negro. No puede ser de otra manera, esas tierras igual que Berlín lo fue, también deben ser ahora repartidas, y los vecinos, los familiares, los amigos separados.
Ahora, a esta hora, en algún sitio del variopinto mapa político de este planeta, se abren las urnas donde se depositará la voz del pueblo. Y la diosa democracia, representada por la aplastante mayoría, ayudada por la corrupción y la publicidad, marcarán la hora de iniciar un nuevo período de bienestar para los otros, para los que antes fueron minoría.
Ahora a esta hora, mueren las ilusiones de un recién graduado con honores, sobre el escritorio de un gerente de recursos humanos que no pudo contratarlo. Y junto con él, toda una generación perdida. No sólo en las Américas, también en Europa, Asia, África y Oceanía. Y el PIB crece y el mercado global se expande y la investigación avanza y hay esperanzas serías de que próximamente el Alzheimer será curable y la expectativa de vida crecerá y habrá turismo a la Luna y a Marte y a Saturno.
Ahora, a esta hora, una anciano tiembla de terror al intentar cruzar la calle para llegar a la banca del parque a alimentar a las palomas.
Ahora, a esta hora, arde de dolor el rostro de una mujer, bañada con acido por no amar a su agresor o a su dios o simplemente por ser bella.
Ahora, a esta hora, un juez, un policía, un periodista, un diputado recibe, debajo de la mesa un sobre blanco repleto de billetes verdes.
Ahora, a esta hora, se forman filas de ancianos reclamando su pensión en frente a las taquillas de los bancos y otros esperando que les confirmen su derecho a ella, en los andenes de la burocracia.
Y al frente, ahora, a esta hora, largas filas de quienes aprietan una moneda para comprar un pan que engañará el hambre de sus hijos.
Ahora, a esta hora, estoy seguro que alguien más estará escuchando a Bach y espero que se una a mí para brindar con esta lágrima de dolor que la emoción me causa y que acuno como en copa de coñac en el cuenco de mi mano.

León M.N. mayo de 2014.

viernes, 23 de mayo de 2014

Del jardín de Colombia........





SACADA DEL JARDÍN

Allí, medio oculta entre el pasto y yerbas secas,
De esas que llamamos el rastrojo, estaba ella.
Mi perro que iba por delante
La hizo despertar al sacudir la cola
Y con su hocico originó su danza.

Unas gotas de rocío temblaron en su piel.
Y el sol en ellas reflejado me sonrió con  su destello.
Era bella y además desconocida.
Era bella e ignoraba que lo fuera
Era joven, apenas desplegaba su perfume.

Y de pronto el rumor de voces roncas
El sonar de pisadas
Y el quebrarse de ramas en la umbría.
Y el brillar de una fila de miradas.

Camuflados entre el claroscuro,
Sus ropas con montes estampados,
Humedecidos sus rostros de sudor y de neblina.

Y medio oculta entre fornidos miliciano
Iba ella.
Una gotas de sudor de lágrimas y de roció
Con temor temblaron en su piel.

Era bella y en la ciudad desconocida.
Era bella y en la vereda era Lucía.
Era bella y, para ella, una maldición que así lo fuera.
Era joven apenas desplegaba su perfume.

Yo oculto entre los arboles del monte
Sus ojos me miraron
Y el sol me lloró con su destello.

Los vi seguir camino a la cañada
Y de pronto se perdió el sonar de sus pisadas
Y el monte se tragó el rumor de voces roncas
Y en mi pecho se quebró una lágrima apresada.


León M.N. mayo de 2014.

CONFIESO QUE HE PECADO

CONFIESO QUE HE PECADO.
Ayer estuve en el concierto. Una orquesta juvenil, un joven director, un compositor joven y un solista joven, y para mí, tal vez avergonzantemente jóvenes y sabios en la música.
Y lo peor: tocaron entre otras bellas obras, una que para mí resultó ser nueva. Sí, nueva aunque la compuso Beethoven hace poco más de doscientos años: La sinfonía N. 7 en La mayor, Op. 92.
Con tantas ocupaciones importantes en mi vida no había tenido oportunidad de oírla verdaderamente.
No había visto como danzan las flautas y violines. No había escuchado un enjambre cuando imita a los violines, o cuando ellos se  disfrazan de abejas, susurrando rodean una flor y regresan a la colmena con el néctar.
Y al salir me sentí viejo y apurado. Tanta música por escuchar y yo haciéndome el que aun tiene tiempo para hacerlo.
Tanta música aun por componer y yo haciendo ruidos.
Si, tanta música aun  por componer y tanto tiempo que tendrán que perder mis descendientes trabajando en cosas como conseguir pan, techo y salud, cuando todo eso ya lo deberíamos haber resuelto.
¿Les llegará también a ellos la vejez, sin haber podido degustar como se debe: placenteramente, las bellezas de que es capaz la mente humana?


León M.N.  Mayo de 2014.

lunes, 12 de mayo de 2014

ENVÉS

ENVÉS

En medio de una sombra anochecida, inundación de oscuridad en el silencio.
Gotas sordas del gong y el pentagrama circular se expande,
Detrás del mismo espejo en que la noche se refleja.                                                      

Lentas las dunas recorren el cansancio.
Bajo sus huellas, las ruinas de un desierto.
Qué otra cosa puede ser la ausencia de un oasis sin pozo, ni palmeras.

La soledad, y la tristeza avanzan.
Se buscan y consuelan
En la grieta por donde cae despeñado un precipicio de ilusiones.

En la proa un perro negro alerta sus orejas,
Desde la popa el viento como fantasma musculoso ladra.
Roncos los remos sobre la fatiga arremolinada en agujeros negros.

Falanges alargadas sobre el diapasón
Pulsan cuerdas de las que cuelgan ahorcadas la esperanza, la fe y el porvenir marchitos.
Grises, desacompasados y disonantes son sus versos.

Colgajos de campanas doblan a muerto en el vacío
Por el que vagabundos pasan las quejas y reclamos
Y el llanto gredoso que brota del fondo de las cuencas negras.

León M.N. mayo de 2014.


miércoles, 7 de mayo de 2014

La extracción

LA ECONOMÍA COLOMBIANA.
La extracción de recursos naturales ha sido, desde 1492, nuestra estrategia económica (y no digo, económica, con la acepción que la palabra tiene para significar, austeridad, de poco costo y ponderación…) Lo digo para significar acción en búsqueda de riqueza con ausencia de criterios éticos y morales, a la que un buen numero de poderosos, ambiciosos, incautos, soñadores, irresponsables e ignorantes de nuestro país continúan recurriendo. 

Para entender un poco el fenómeno y su verdadero significado, recurrí al diccionario de sinónimos y encontré:
Extraer, entre otras palabras, es sinónimo de: extirpar, eliminar, desenterrar, anular, desembolsar, desencajar, dislocar,  desgajar, sacar, abrir, arrancar, quitar, apartar, despojar, privar, vaciar, desaguar, exprimir. Todas estas, expresiones cercanas al significado de extinción y muerte.

En la época de la conquista, con el afán que los reyes de España tenían de llenar sus arcas, menguadas por el fracaso que como imperio estaban teniendo, y con la ambición de los aventureros y delincuentes que conformaron estas primeras hordas de  invasores, se dedicaron a extraer de las mochilas, los canastos, los templos y otros sitios sagrados, todo aquello que brillaba como oro, esmeraldas o cosa parecida. Raparon de los cuellos, las narices, las orejas, las frentes, los pechos, brazos y piernas de los indígenas todo adorno metálico y toda piedra que como seguranza, los chamanes, mamos o curacas les habían atado a sus muñecas.

Y cuando no pudieron extraer el supuesto secreto del lugar de la mina dónde habría más de esas pepitas doradas, no dudaron en extraerles con torturas, en medio de gritos de dolor, las mentiras con que los lugareños trataron de eludir el suplicio y se inventaron el Mito de El Dorado.

Ignoraban los invasores que los aborígenes no tenían minas, ellos encontraban las bellas pepitas en la arena de los ríos. Hacían hermosos objetos con ellas, y las devolvían al agua, lanzándolas a las lagunas, durante sus festividades.

No sé bien quién se inventó el cuento de El Dorado, si los españoles con  su alocado desenfreno por regresar a sus pueblos Ibéricos como grandes señores vestidos de oro, o los Indios por escapar de la brutal irracionalidad de quienes querían acaparar algo que no es ni bebida, ni alimento, ni cura para enfermedades, ni poción mágica que permitiera convertirlos en magos todo poderosos para encontrar el elixir de la eterna juventud o la soñada panacea.

Y persiguiendo ese Dorado llevamos ya más de 500 años… qué estúpidos  somos.

Siguió la extracción de pieles de toda clase de animales para engalanar paredes y pisos de palacios. Para confeccionar los abrigos con los que la realeza y los potentados, huían del gélido invierno europeo. Y por culpa de esa tropelía muchas especies animales se extinguieron o estamos a punto de que eso acurra.

Extracción de plumas de garzas, guacamayas, loros y otras aves, para adornar las cabezas de las señoras con tocados y sombreros hechos con ellas. Para elevar las sienes y la frente de las damiselas que bailaban el cancán en los burdeles.

Extracción mítica de la canela, y otras especias, para sazonar las viandas de las mesas en el viejo continente.

Extracción de maderas finas, olorosas, para los palacios, los carruajes, los ferrocarriles y mil usos más. A tal punto que el renombrado pulmón del mundo que es el Amazonas, comienza a dar síntomas de asfixia.

Extracción de aceites, ungüentos y medicamentos naturales, entre ellos la quina de nuestras selvas. Extracción de conocimientos de muchos principios activos propicios a la medicina, cuya patente ya tienen registrada los grandes  laboratorios farmacológicos del llamado primer mundo.

Extracción de semillas, y cuando el clima no permitió que en la fría y estacional Europa prosperaran, se iniciaron las grandes explotaciones como las de: la caña de azúcar, el banano, el caucho, el tabaco, el algodón, que terminaron siendo la tumba de miles de indígenas y de esclavos africanos arrancados del continente negro.

Y tras estas explotaciones en monocultivo vinieron: la Palma de aceite, el algodón, el sorgo, los bosques madereros y otros. Con ellos entraron las pestes, las plagas, que al no encontrarse ya con la resistencia de microorganismos o la acción repelente ejercida por unas plantas para beneficio de otras y menos la acción benéfica de creación de suelos fértiles que se da en la práctica de agricultura mixta, comenzaron a requerir de otros insumos.

Llegó con los monocultivos la necesidad de fertilizantes, de fungicidas e insecticidas químicos y el agricultor  se convirtió en el explotado por los laboratorios y fabricantes de estos productos que encarecieron la producción y esclavizan hoy a nuestros agricultores. Ellos no encuentran otra solución que hacer paros y protestas para que el gobierno les haga promesas que nunca cumple y nuevamente tengan que salir a hacer nuevos paros y bloqueos y protestas. 

Y es en esta parte de la historia donde llegan los salvadores que con ideologías extrañas y mentirosas prometen redimir al pobre de su enemigo de clase.

Pero la búsqueda del Dorado prosigue y a las minas, a los oscuros y peligrosos socavones fueron enviados a punta de azote los negros y los indios que deberían regresar en la noche cargados del metal que enloquece a los ambiciosos.

Oro, plata, platino, níquel, carbón, sal, esmeraldas, mármol y variedad de piedras útiles para la construcción y hasta el cancerígeno asbesto, han estado en el portafolio de nuestra oferta de extracción minera, sumados a la cal, la arena y el cemento. Toda esta oferta para agasajar la confianza inversionista de capitales golondrina o mejor será decir: poderosos consorcios de explotadores ambulantes.

El coltán y metales pesados y peligrosos también son extraídos de la entrañas de la tierra.

Las dragas recorren los ríos y van dejando a su paso las orillas llenas de piedras y la capa vegetal sepultada y muerta toda posibilidad de agricultura en las fértiles vegas y destrozado para siempre el ecosistema y la riqueza hídrica, la ictiológica.

Los causes de los ríos y quebradas quedan envenenados con mercurio y  cianuro, utilizado para la búsqueda del oro. También el agua donde crecen los peces y las algas, caracoles, crustáceos, moluscos y otros animales que son  nuestro alimento y el agua de nuestros propios acueductos, es envenenada. Nuestras reservas naturales, los parques y los páramos son sacrificados porque allí donde se condensa el agua que comienza a correr como hilillos cristalinos cargándose de sales y minerales beneficiosos a la vida, disque también hay oro y has que sacarlo a toda consta aun a riesgo de morirnos de sed, pero ataviados con oro cual faraones en sus esplendidos sarcófagos.

Ya tenemos miedo a consumir pescado pues nos dicen que la contaminación de ellos con mercurio y cianuro, es alta y afectará tarde o temprana la salud de nuestras familias.

Los que buscan el oro, ofrecen en la pira del sacrifico nuestra vida y la vida del planeta. ¿A donde irán y ante quién exhibirán sus joyas, cuando el paisaje que hoy nos extasía, lo hayan convertido en un desierto?

Si miramos hacia el horizonte de las zonas mineras, vemos una mancha rojiza y ocre que como herida abierta se extiende por kilómetros. Son las heridas que la minería deja sobre la piel  profunda de la tierra. Retroexcavadoras, y muchos otros monstruos mecánicos excavan, remueven, voltean y trasladan colinas y cambian el curso natural de los arroyos. Y cuando en la tarde estas maquinas se silencian, los magnánimos dueños, poseedores o invasores de los terrenos donde el oro duerme, dejan que en montonera mineros artesanales, indigentes, rebuscadores o delincuentes entren a barequear a la luz de sus linternas, tratando de encontrar con qué pagar al extorsionista que los cuida, y de que sobre algo, para el guaro, el billar, las apuestas, el bazuco, las putas y si alcanza algo para los hijos y el mercado.

“Todo lo que la mina da, no se puede guardar para la familia, si así lo hicieres, la mina no te volverá a dar nada”. Ese es el mito que crearon los traficantes del vicio para poder extraer de los bolsillos de los mineros sus ganancias.

¡Señor Presidente! Si Usted, Señor Juan Manuel Santos. Contésteme.

¿Es ésta es la locomotora de la minería con la que usted nos iba a  llevar a la prosperidad?

Níquel, Petróleo, gas, carbón, esmeraldas, cuánto dolor enfermedad y muerte nos han traído.

Y junto a ella sigue viva otra extracción, la de la marihuana, la cocaína, la heroína, que arrebató a muchos compatriotas de la producción cafetera y del pan coger. También apartó a sus hijos de la escuela y de la universidad, porque: “para qué estudiar si cultivando vicio se consigue más plata que un profesional” y sin necesidad de ser disciplinado, constante y leal.

Y de todo este universo de extracciones se nutre el negocio de la guerra. Paramilitares, guerrilleros y gobiernos de todas las pelambres tienen que comprar armas para conseguir y para conservar el poder que logran.

Y a los que caen en esta sucia guerra se les llama genéricamente víctimas.

Ninguno es Ramón, José o Rosalia, ninguno tiene apellido y la mayoría son enterrados como NN, en la misma tierra de donde fueron extraídos.

León Montoya Naranjo.

Mayo 7 de 2014.

domingo, 4 de mayo de 2014

AL MUSICO QUE NUNCA FUÍ

AL MÚSICO QUE NUNCA FUI.

Nuevamente caí en la trampa, víctima de la tentación que me provocan mis oídos.

Esta noche: Concierto de la Orquesta Sinfónica,
Hora 7 p.m.
Lugar: Accesible.
Entrada: Costeable.
Programa: Cuatro obras de grandes maestros.

… Y allá  voy como borrego al matadero.
Recojo en la taquilla mi boleto de entrada y el volante que describe el programa y resume el perfil y el currículo del director y los solistas.
El Director: Frank (no se qué) y luego un apellido impronunciable.
En su fotografía se le ve alto, de cara afeitada y de pelo entrecano abundante y desordenadamente atrayente.
El muy creído habla no sé cuantos idiomas y como que se la pasa en aviones y en cuartos de hoteles pues ha dado y seguirá dando mil conciertos en las más famosas salas y teatros alrededor del mundo.
Y ni qué decir de los solistas.
La primera disque interpreta el arpa como nadie lo ha hecho hasta ahora.
Por los adjetivos con que la califica el relator, creo que ni los ángeles del cielo han tocado como ella, en su eternidad gloriosa. Habrá que escuchar para creerlo.
En la segunda obra habrá un solo de piano, que interpretará un muchachito imberbe, con cara de convaleciente afeminado.
No se cómo es posible haber hecho tantos estudios, participado con tantas orquestas y en tantos teatros, como dicen en el panfleto que estoy leyendo.
A mi modo de ver, el pendejito este, terminó ayer por la tarde la escuela primaria y aquí ya lo tratan como un virtuoso y experimentado músico.
Definitivamente el papel puede con todo.
Por lo menos este si tiene un nombre en cristiano: se llama no sé quién Ramírez, no sé de la familia de cuáles Ramírez será. Vaya uno a saber de qué pueblucho será el flacuchento este. A lo mejor será de la comuna trece, pues del Poblado no debe ser, aunque uno nunca sabe...
No he terminado de leer toda la carreta que escriben en estos volantes que regalan a la entrada del teatro, cuando ya sonó por tercera vez el timbre que anuncia que los músicos deben dejar de afinar y de zurrunguear.
Todos se quedan sentados y calladitos en sus puestos pues el pretencioso director precedido por su ego, hace su entrada triunfal exigiéndonos que lo aplaudamos antes de interpretar nada de lo prometido.
El aplauso fue apoteósico y hasta algunos se permitieron el desliz de gritar hurras, bravos y de lanzar silbidos.
¡Qué oso tan monstruoso! menos mal yo iba solo aunque aun así, me dio pena ajena ver tanta chabacanería.
Con razón hablan mal de nosotros en el extranjero.   
Al iniciar el primer movimiento de la primera obra, la orquesta, como poseedora de una sola alma y una sola voluntad, obedeció la señal que con la batuta el  director le diera.
Yo comencé a sentir que mi silla levitaba y que era transportado como a otra dimensión del existir.
No pasé mucho tiempo en ese arrobamiento abusivo. Reaccioné, tosí un poco como para hacer ver mí disgusto y me concentré en la obra para evitar volver a ser víctima de esos engaños que pretende hacernos sentir que estamos en Viena y frente a una verdadera gran orquesta.
En la obra tienen gran protagonismo las cuerdas.
Desafortunadamente para mí la acústica del teatro no es la que se esperarse de una sala tan renombrada como la que nos albergaba.
Observé que en los primeros y segundos violines, mucho del vibrato y aun el pizzicato, que son característica especial  de la obra, se pierde por culpa del mal manejo del estuco en el abovedado de la sala, repleto de arabescos rococó.
Se les olvida a los constructores de estos escenarios que la arquitectura debe supeditarse a la música y no al contrario.
No sé por qué, cuando entraron en pleno: los primeros y segundos violines, las violas y los chelos respaldados por los contrabajos, sentí un estremecimiento raro.
Como si mil terminales eléctricas hicieran reaccionar todas las fibras de mi cuerpo y creo que ese tremor siguió su curso por las fibras de mi alma.   Y fue en crescendo hasta hacerme sudar y lleno de temor creí que iba yo a gritar eufórico: ¡que verraquera!
No. Me contuve, y sacando a relucir la ponderación que siempre me ha caracterizado. Decidí que no era para tanto. Mejores interpretaciones de esa obra ya las he escuchado y no precisamente en este pueblo. 
En el tercer movimiento, que es lento, parsimonioso, como una hoja de almendro que se desliza por el cristal de un lago de donde notas de violines se levantan como cabelleras de ninfas convertidas en hilos de neblina, no pude dormirme. No, imposible caer por enésima vez en el sopor que siempre me ha causado este lento y gris pasaje de ésta obra.
Esta bendita agrupación de músicos criollos logró imprimir una dulzura tal a este pedazo de la partitura, que creo que ni el compositor la hubiera reconocido si en vez de retorcerse de envidia en su tumba, se hubiera levantado a aplaudir a estos muchachos.
Ya no pude seguir mordiéndome los labios de purita envidia. No pude seguir apretando mis manos con ese puño atrancado que injustamente quería atestarle en pleno rostro a ese director mechudo. Se me salieron las lágrimas de la emoción y para disimular saque el pañuelo y me soné los mocos.
Si, está bien, tengo que reconocer que si hubiera estudiado en el conservatorio, tal vez hubiera llegado a ser un buen intérprete y porque no, de pronto hasta compositor y director de orquesta.
Aun tengo tiempo de volverme creyente en la reencarnación y si lo hago, ya sabrán de mí en mi siguiente chance.

León M.N. mayo de 2014.