sábado, 10 de septiembre de 2016




MIRAR ADENTRO





Poemas





león montoya naranjo







2016.









DESEO

Quiero se rompa este silencio con un piano.
Que lo atraviese, que lo rasgue, lo ilumine.
Que le dibuje un corte limpio por el centro
por donde se desangre en melodías.

Que igual que yo quede exangüe de quietud y de abandono.
Desprovisto eternamente de melancolía.
Dispuesto como curado odre
a ser henchido de canción y  poesía.

Pido que el bosque contribuya con murmullos.
Y el arroyo con su cristal en cascabeles.
Que el vuelo de las aves le susurre,
Y cascos sobre las praderas
le den profundo sabor de coda en sinfonía.       

Que se quiebre como botellón que guarda vino.
Y que su timbre liquido al regarse
embriague de placer a mis vecinos.

Que se rompa éste silencio, que termine.

León M.N. septiembre 6 de 2016.




















ESTE AMANECER.

Tienes este amanecer en blanco y negro
esa tristeza congelada de los retratos de niños en los guetos de excluidos.
La desazón, la incertidumbre y el acallado terror
de mujeres acorraladas en trenes para cargar carbón de leña.
La ira y el odio que se ve dibujada en los nudillos
de las manos de hombres que en silencio se aprietan las rodillas.
Tiene la borrosa y enlutada apariencia
de las fotografías de parientes olvidados o desconocidos.
Está presente en ella la opacidad de los cristales
de casas abandonadas o sacristías de conventos.
Escucho en ella la premonitoria y silenciosa voz de los ancestros.
El eco de los pasos que por años han recorrido los pasillos.
La callada maldición al hombre que se fue y abandonó a los hijos.
La lacrimosa oración ante el cadáver  que flotaba sobre el río.
El inútil y destemplado repicar de unas campanas.
La lentitud con que transcurren los días de prisión.
Y la desesperanza con que se aguarda la llegada del correo.
Tiene éste amanecer… toda la gama de los grises.

León M.N. Septiembre 9 de 2016.





















MIRAR ADENTRO.

Vale la pena penetrar la roca
para extasiarse ante sus laberintos, sus caminos.
Moverse rodeando los recodos que descienden, ascienden y se expanden
entorno a gigantescas  columnas que sostienen bóvedas sobre salones
desprovistos de ventanas  invitando a mirar en lo profundo.

Discurrir los declives de escalinatas que se alargan en paredes.
Y al fondo, en la distancia, brillos como de gotas, ojos o  luciérnagas
reflejan una luz incolora que no puede provenir de un sol inexistente.
Viene de dentro, de adentro de quién allí la guarde.

Sin que se vea, se percibe movimiento.
Continuo e incesante movimiento de entes que procrean, se transmutan
y engullen musgo originado en las fisuras de las rocas
donde la humedad aflora y corre labrando canalillos como venas
que van a hacia donde la oscuridad impide que avance la mirada.

Se escucha el rugir de la cascada en las profundidades  talladas por el  rio
que atravesando el tiempo, brota de entre los pliegues y repliegues de esta roca.
Un estremecimiento, un telúrico sacudir de la materia,
y la roca con sus caminos, sus salones y cascadas,
rueda por la pendiente en la que se construye esta carretera.

Avanzo temeroso deseando penetrar la roca.


León M.N. agosto 17 de 2016.



Me gratifica también entrar a la neblina.
Hecha de luz envuelta en velo y gotas de rocío.
Surcada como en hilos por el temprano trino de las aves.
Movida por la danza de las mariposas,
cuando esparcen escarcha sobre pétalos de flores.

Me muevo entre la urdimbre que se mece
al compás de las inhalaciones
del bosque cuando lo baña la quebrada.

Sólo entran allí los tenues rayos del sol filtrados por las nueves,
y el perfume que exhalan las huertas y rastrojos.

Me elevo en ella y desvanezco.
Desaparece en mí el dolor y el apetito.

Soy colmado de placeres no soñados
Y vivo del paisaje y sin obligaciones.


León M.N. agosto 18 de 2016.





Yo le daré a mis trazos poderío
que saque del estertor de los torrentes.

Le dotaré de la sensual cadencia
que expresa entre la hierba la serpiente.

Tomarán la dirección que lleva el viento
y en torbellinos pulirán la roca.

Sustraeré a los amaneceres sus colores
Y plasmaré lo oscuro de los atardeceres.

Retorceré las formas que yo invente
con nervudas curvas vegetales

Regodearé en éxtasis a quien los mire
Y harto del placer que me provoquen…

Desfallecido, casi muerto…
Tañendo el arpa, luciré corona de laureles.

León M.N. Agosto 19 de 2916.       



Como queriendo rodar por la pendiente
las piedras se amontonan en honduras de quebradas secas.
Se estrujan y toman la forma de la oquedad de su vecina.
Parecen inmóviles las piedras.
Se parten de ardor, se resquebrajan.
Se desmoronan desmigajándose en arena.
Con el sol de la tarde centellean,
con la humedad de la lluvia se abrillantan y se alisan.
A fuerza de empujarse se pulen una a otra.
Semejan monstruos aquietados en el tiempo.
Esculturas de dioses o de héroes.
Huevos de dinosaurio según Melquíades.
Son levantadas de potreros para formar vallados
Con argamasa se mantienen juntas
en las paredes de casas, de iglesias y conventos.
Mi reverencia, y agradecimiento a las que forman patios,
a las que se filan en caminos
y a las que construyen escaleras.


León M.N. agosto 22 de 2016.




Cuando le ocurre al sol rozar encima de los bosques
y hacer que salte el brillo en la piel de los follajes.
Surgen de entre el ramaje espeso
lentos y cimbreantes seres
que pintan sus cuerpos con la sombra.

Es una danza que acrecienta el viento,
y el rocío le regala lentejuelas,
los pájaros colores y gorjeos,
hilos de agua y cantos en las fuentes.

Y esos oscuros seres gesticulan.
Abren sus brazos y sacuden ramas
Tienden un mirar de socavones
Enormes bocas y risas de contento.

Cambian sus apariencias al instante.
Pueden ser musculados fortachones
Y otrora escuálidos y fanfarrones,
Aterradores, tiernos, dormilones.

Me atrapa el monte con sus encantamientos
Guarida de mil seres que se esconden
Se burlan de mí, me causan miedo,
Regocijo, placer… recogimiento.

León M.N. agosto 23 de 2016.



















DECLARACIÓN EN CINCO ACTOS

I.              Qué Ocurrirá

¿Qué podrá ocurrir fuera de mí si deja de importarme
lo que en de rededor sucede?
¿Ocurrirá que sufriré yo menos?
A nadie contagiaré yo mis rencores.
Y pasará éste año y otros miles y nadie me reclamará por indolencias.
Seguirá flotando el sol debajo de éste firmamento.
Se seguirán marchitando en el jardín las flores.
Continuarán las torres de los campanarios enrumbando oraciones a lo alto.
Y la desesperanza cundirá como maleza
entre las  pausas que hagan los predicadores.
Enajenado yo le cantaré a la luna y a los gatos que pasean por tejados,
Danzaré como veleta al viento en busca del final de los caminos.
Me dormiré dónde me plazca y despertaré o no despertaré, eso no importa…
¿Qué podrá ocurrir fuera de mí si deja de importarme
 lo que a mí alrededor sucede?


II.            Shhhhhhhhhhhhhto.

Cálleme yo sin que mi voz se vuelva muda.
Conserve esta convicción  de no hacer falta que me escuchen.
Y mi capacidad de oír:
Discrecional y elusiva hacia la algarabía.
Celoso sea yo frente a mi potestad de silenciarme
y a mi derecho a taparme los oídos.

Que sólo el viento y sus distintos silbos rompan la quietud que quiero.
El viento como suave briza o como huracán
me acaricie o me arroje, de donde
o hasta donde quiera.

Se acallen ya las múltiples voces que profiero:
Chocantes, estridentes, destempladas.
Contradictorias, ilusas
y blasfemas.




III.           Nada Es Iguala Nada.

Que mi mirar se torne selectivo.
No todo es importante o sorprendente.
Bástenme ya mi colección de amaneceres y de atardeceres.
Me cansé de mirarlos y nunca he encontrado que todos no fueran diferentes.
Distintos como son cada una de las rosas rojas,
O diversos como las cascadas que forma el rio saltando sobre diferentes piedras.
Ya sé de cierto que en cada curva del camino el paisaje es otro.
¿Y con esa certidumbre cómo he de sorprenderme?


IV.          Inmutabilidad.

Ciego por fin el tacto de mis manos
y el que no sé si aún conservarán mis labios.
Sorda mi sensibilidad a las caricias.
Que sean inexpresivos los roces que me alcancen.
Y que la música que me hizo estremecer de llanto o alegría
se vuelva  muda para mí por noches y  por días.


V.           Confío

Espero de esa manera encontrar por fin descanso.
Que nada ni nadie me perturbe el sueño.
Que ningún arrebato o acontecimiento
interrumpa la brumosa línea en mis noches de vagar
sin dirección, sin norte, sin premura y solo.
Me sentiré conforme con el amanecer donde me tope
E imperturbable con el atardecer donde me toque.

León M.N. Septiembre 4 de 2016.





ATRAVESADO POR LA VIDA.

Salir a la intemperie donde imperturbables me miran las galaxias.
Escrutar en los recónditos rincones del espacio, inquieto yo sin encontrarlas.
Abro los brazos, dirijo mi mirada hacia el zenit y giro
integrándome a la danza en ronda, que desde mi pecho, que es el centro,
se expande acelerando en todas direcciones.

Salir para esperar que llegue una luz después de haber cruzado los confines
que desde aquí no conocemos.
Imaginar que llegará con un mensaje de espacio y tiempo a recorrer.
Y traerá la certidumbre de la imposibilidad, la levedad, la pequeñez.
Más no el de la futilidad o la insignificancia.

Pareciera que desde el centro
todo en derredor va desagregándose, desvaneciéndose.
Quiero pensar que no es así.
Para poder volver adentro, imaginaré que por mi plexo solar
atraviesa la vida que va inundando y creando el universo.

León M.N. Septiembre 7 de 2016.