MIRAR ADENTRO
Poemas
león montoya naranjo
2016.
DESEO
Quiero
se rompa este silencio con un piano.
Que
lo atraviese, que lo rasgue, lo ilumine.
Que
le dibuje un corte limpio por el centro
por
donde se desangre en melodías.
Que
igual que yo quede exangüe de quietud y de abandono.
Desprovisto
eternamente de melancolía.
Dispuesto
como curado odre
a
ser henchido de canción y poesía.
Pido
que el bosque contribuya con murmullos.
Y el
arroyo con su cristal en cascabeles.
Que
el vuelo de las aves le susurre,
Y
cascos sobre las praderas
le
den profundo sabor de coda en sinfonía.
Que
se quiebre como botellón que guarda vino.
Y
que su timbre liquido al regarse
embriague
de placer a mis vecinos.
Que
se rompa éste silencio, que termine.
León M.N. septiembre 6 de 2016.
ESTE
AMANECER.
Tienes
este amanecer en blanco y negro
esa tristeza congelada de los retratos de niños en los
guetos de excluidos.
La
desazón, la incertidumbre y el acallado terror
de mujeres acorraladas en trenes para cargar carbón de
leña.
La
ira y el odio que se ve dibujada en los nudillos
de las manos de hombres que en silencio se aprietan las
rodillas.
Tiene
la borrosa y enlutada apariencia
de las fotografías de parientes olvidados o desconocidos.
Está
presente en ella la opacidad de los cristales
de casas abandonadas o sacristías de conventos.
Escucho
en ella la premonitoria y silenciosa voz de los ancestros.
El eco de los pasos que por años han recorrido los
pasillos.
La
callada maldición al hombre que se fue y abandonó a los hijos.
La lacrimosa oración ante el cadáver que flotaba sobre el río.
El
inútil y destemplado repicar de unas campanas.
La lentitud con que transcurren los días de prisión.
Y la
desesperanza con que se aguarda la llegada del correo.
Tiene éste amanecer… toda la gama de los grises.
León M.N. Septiembre 9 de 2016.
MIRAR
ADENTRO.
Vale
la pena penetrar la roca
para
extasiarse ante sus laberintos, sus caminos.
Moverse
rodeando los recodos que descienden, ascienden y se expanden
entorno
a gigantescas columnas que sostienen
bóvedas sobre salones
desprovistos
de ventanas invitando a mirar en lo
profundo.
Discurrir
los declives de escalinatas que se alargan en paredes.
Y
al fondo, en la distancia, brillos como de gotas, ojos o luciérnagas
reflejan
una luz incolora que no puede provenir de un sol inexistente.
Viene
de dentro, de adentro de quién allí la guarde.
Sin
que se vea, se percibe movimiento.
Continuo
e incesante movimiento de entes que procrean, se transmutan
y
engullen musgo originado en las fisuras de las rocas
donde
la humedad aflora y corre labrando canalillos como venas
que
van a hacia donde la oscuridad impide que avance la mirada.
Se
escucha el rugir de la cascada en las profundidades talladas por el rio
que
atravesando el tiempo, brota de entre los pliegues y repliegues de esta roca.
Un
estremecimiento, un telúrico sacudir de la materia,
y
la roca con sus caminos, sus salones y cascadas,
rueda
por la pendiente en la que se construye esta carretera.
Avanzo
temeroso deseando penetrar la roca.
León M.N. agosto 17 de 2016.
Me
gratifica también entrar a la neblina.
Hecha
de luz envuelta en velo y gotas de rocío.
Surcada
como en hilos por el temprano trino de las aves.
Movida
por la danza de las mariposas,
cuando
esparcen escarcha sobre pétalos de flores.
Me muevo entre la urdimbre que se mece
al compás de las inhalaciones
del bosque cuando lo baña la quebrada.
Sólo
entran allí los tenues rayos del sol filtrados por las nueves,
y
el perfume que exhalan las huertas y rastrojos.
Me elevo en ella y desvanezco.
Desaparece en mí el dolor y el apetito.
Soy
colmado de placeres no soñados
Y
vivo del paisaje y sin obligaciones.
León M.N. agosto 18 de 2016.
Yo
le daré a mis trazos poderío
que
saque del estertor de los torrentes.
Le dotaré de la sensual
cadencia
que expresa entre la hierba
la serpiente.
Tomarán la dirección que
lleva el viento
y en torbellinos pulirán la
roca.
Sustraeré a los amaneceres
sus colores
Y plasmaré lo oscuro de los
atardeceres.
Retorceré
las formas que yo invente
con nervudas curvas
vegetales
Regodearé en éxtasis a quien
los mire
Y harto del placer que me
provoquen…
Desfallecido,
casi muerto…
Tañendo
el arpa, luciré corona de laureles.
León M.N. Agosto 19 de 2916.
Como
queriendo rodar por la pendiente
las
piedras se amontonan en honduras de quebradas secas.
Se
estrujan y toman la forma de la oquedad de su vecina.
Parecen inmóviles las
piedras.
Se parten de ardor, se
resquebrajan.
Se desmoronan desmigajándose
en arena.
Con
el sol de la tarde centellean,
con
la humedad de la lluvia se abrillantan y se alisan.
A
fuerza de empujarse se pulen una a otra.
Semejan monstruos aquietados
en el tiempo.
Esculturas de dioses o de
héroes.
Huevos de dinosaurio según
Melquíades.
Son
levantadas de potreros para formar vallados
Con
argamasa se mantienen juntas
en
las paredes de casas, de iglesias y conventos.
Mi reverencia, y
agradecimiento a las que forman patios,
a las que se filan en
caminos
y a las que construyen
escaleras.
León
M.N. agosto 22 de 2016.
Cuando
le ocurre al sol rozar encima de los bosques
y
hacer que salte el brillo en la piel de los follajes.
Surgen
de entre el ramaje espeso
lentos
y cimbreantes seres
que
pintan sus cuerpos con la sombra.
Es
una danza que acrecienta el viento,
y el
rocío le regala lentejuelas,
los
pájaros colores y gorjeos,
hilos
de agua y cantos en las fuentes.
Y
esos oscuros seres gesticulan.
Abren
sus brazos y sacuden ramas
Tienden
un mirar de socavones
Enormes
bocas y risas de contento.
Cambian
sus apariencias al instante.
Pueden
ser musculados fortachones
Y otrora
escuálidos y fanfarrones,
Aterradores,
tiernos, dormilones.
Me
atrapa el monte con sus encantamientos
Guarida
de mil seres que se esconden
Se
burlan de mí, me causan miedo,
Regocijo,
placer… recogimiento.
León
M.N. agosto 23 de 2016.
DECLARACIÓN
EN CINCO ACTOS
I.
Qué
Ocurrirá
¿Qué
podrá ocurrir fuera de mí si deja de importarme
lo
que en de rededor sucede?
¿Ocurrirá
que sufriré yo menos?
A
nadie contagiaré yo mis rencores.
Y
pasará éste año y otros miles y nadie me reclamará por indolencias.
Seguirá
flotando el sol debajo de éste firmamento.
Se
seguirán marchitando en el jardín las flores.
Continuarán
las torres de los campanarios enrumbando oraciones a lo alto.
Y
la desesperanza cundirá como maleza
entre
las pausas que hagan los predicadores.
Enajenado
yo le cantaré a la luna y a los gatos que pasean por tejados,
Danzaré
como veleta al viento en busca del final de los caminos.
Me
dormiré dónde me plazca y despertaré o no despertaré, eso no importa…
¿Qué
podrá ocurrir fuera de mí si deja de importarme
lo que a mí alrededor sucede?
II.
Shhhhhhhhhhhhhto.
Cálleme
yo sin que mi voz se vuelva muda.
Conserve
esta convicción de no hacer falta que me
escuchen.
Y
mi capacidad de oír:
Discrecional
y elusiva hacia la algarabía.
Celoso
sea yo frente a mi potestad de silenciarme
y a
mi derecho a taparme los oídos.
Que
sólo el viento y sus distintos silbos rompan la quietud que quiero.
El
viento como suave briza o como huracán
me
acaricie o me arroje, de donde
o
hasta donde quiera.
Se
acallen ya las múltiples voces que profiero:
Chocantes,
estridentes, destempladas.
Contradictorias,
ilusas
y
blasfemas.
III.
Nada
Es Iguala Nada.
Que
mi mirar se torne selectivo.
No
todo es importante o sorprendente.
Bástenme
ya mi colección de amaneceres y de atardeceres.
Me
cansé de mirarlos y nunca he encontrado que todos no fueran diferentes.
Distintos
como son cada una de las rosas rojas,
O
diversos como las cascadas que forma el rio saltando sobre diferentes piedras.
Ya
sé de cierto que en cada curva del camino el paisaje es otro.
¿Y
con esa certidumbre cómo he de sorprenderme?
IV.
Inmutabilidad.
Ciego
por fin el tacto de mis manos
y
el que no sé si aún conservarán mis labios.
Sorda
mi sensibilidad a las caricias.
Que
sean inexpresivos los roces que me alcancen.
Y
que la música que me hizo estremecer de llanto o alegría
se
vuelva muda para mí por noches y por días.
V.
Confío
Espero
de esa manera encontrar por fin descanso.
Que
nada ni nadie me perturbe el sueño.
Que
ningún arrebato o acontecimiento
interrumpa
la brumosa línea en mis noches de vagar
sin
dirección, sin norte, sin premura y solo.
Me
sentiré conforme con el amanecer donde me tope
E
imperturbable con el atardecer donde me toque.
León M.N. Septiembre 4 de 2016.
ATRAVESADO POR LA VIDA.
Salir
a la intemperie donde imperturbables me miran las galaxias.
Escrutar
en los recónditos rincones del espacio, inquieto yo sin encontrarlas.
Abro
los brazos, dirijo mi mirada hacia el zenit y giro
integrándome
a la danza en ronda, que desde mi pecho, que es el centro,
se
expande acelerando en todas direcciones.
Salir
para esperar que llegue una luz después de haber cruzado los confines
que
desde aquí no conocemos.
Imaginar
que llegará con un mensaje de espacio y tiempo a recorrer.
Y
traerá la certidumbre de la imposibilidad, la levedad, la pequeñez.
Más
no el de la futilidad o la insignificancia.
Pareciera
que desde el centro
todo
en derredor va desagregándose, desvaneciéndose.
Quiero
pensar que no es así.
Para
poder volver adentro, imaginaré que por mi plexo solar
atraviesa
la vida que va inundando y creando el universo.
León
M.N. Septiembre 7 de 2016.