CONFINADO
Inmóvil mi sombrero a la
sombra en el perchero.
Mi mochila guindada al
garabato que está en el corredor.
Lisiado y paralitico en mí, se
apoya mi bastón.
Ávidos mis ojos se tragan las
distancias.
Mi silla mecedora que simula
correr.
Los caminos se enmontan de
miedo como zarzas.
Y los montes sembrados de
minas quiebrapatas
Los pumas y los monos los
pueden recorrer.
Y cruces de NNs ocultas a
bordo de camino
se pudren sin flores, ni
lágrimas de duelo.
En un silencio oscuro galopa
la orfandad.
Y en la pequeña escuela
cerrada a cal y canto,
se escucha por las tardes a
unos niños cantar.
Arrumado como un camastro
inútil.
Me robaron paisajes surcados
de plantíos.
Me quitaron quebradas,
estanques,
arboledas, playones, veredas,
madrugadas y puestas de sol.
Serenatas, verbenas,
convites.
romerías y feriados de amor.
Yo los maldigo a ustedes,
ladrones de la vida.
Que se pudran con heridas
abiertas
sus ojos olvidados de la luz
del sol.
Con su piel escamosa y opaca
repten solos, buscando entre
los pozos,
la humedad que no habrán de
bebe.
León M.N. Dic. 10 de 2014.
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