sábado, 13 de diciembre de 2014


CONFINADO

Inmóvil mi sombrero a la sombra en el perchero.
Mi mochila guindada al garabato que está en el corredor.
Lisiado y paralitico en mí, se apoya mi bastón.

Ávidos mis ojos se tragan las distancias.
Mi silla mecedora que simula correr.
Los caminos se enmontan de miedo como zarzas.
Y los montes sembrados de minas quiebrapatas
Los pumas y los monos los pueden recorrer.

Y cruces de NNs ocultas a bordo de camino
se pudren sin flores, ni lágrimas de duelo.
En un silencio oscuro galopa la orfandad.
Y en la pequeña escuela cerrada a cal y canto,
se escucha por las tardes a unos niños cantar.

Arrumado como un camastro inútil.
Me robaron paisajes surcados de plantíos.
Me quitaron quebradas, estanques,
arboledas, playones, veredas,
madrugadas y puestas de sol.
Serenatas, verbenas, convites.
romerías y feriados de amor.

Yo los maldigo a ustedes, ladrones de la vida.
Que se pudran con heridas abiertas
sus ojos olvidados de la luz del sol.
Con su piel escamosa y opaca
repten solos, buscando entre los pozos,
la humedad que no habrán de bebe.

León M.N. Dic. 10 de 2014.


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