viernes, 17 de octubre de 2014

ESENCIAL IV

ENVÉS
En medio de una sombra anochecida, inundación de oscuridad en el silencio.
Gotas sordas del gong y el pentagrama circular se expande,
Detrás del mismo espejo en que la noche se refleja.                                                      

Lentas las dunas recorren el cansancio.
Bajo sus huellas, las ruinas de un desierto.
Qué otra cosa puede ser la ausencia de un oasis sin pozo, ni palmeras.

La soledad, y la tristeza avanzan.
Se buscan y consuelan
En la grieta por donde cae despeñado un precipicio de ilusiones.

En la proa un perro negro alerta sus orejas,
Y de proero el viento como fantasma musculoso ladra.
Roncos los remos sobre la fatiga arremolinada en agujeros negros.

Falanges alargadas sobre el diapasón
Pulsan cuerdas de las que cuelgan ahorcadas la esperanza, la fe y el porvenir marchitos.
Grises, desacompasados y disonantes son sus versos.

Colgajos de campanas doblan a muerto en el vacío
Por el que vagabundos pasan las quejas y reclamos
Y el llanto gredoso que brota del fondo de las cuencas negras.

León M.N. mayo de 2014.


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