lunes, 27 de mayo de 2013

Y...DESPUÉS QUÉ...?

¿Y… DESPUÉS QUÉ?

Llegará el momento en el que el pulso pare y el palpitar se detenga y viviré descarnado. Desprovisto de este cuerpo que cuidé, me acompañó por un rato, me contuvo, deleitó, dolió y estorbó muchas veces.

Se pudrirá y lentamente tornará en alimento de otros organismos en los que seguirá viviendo.
Y me pregunto: ¿viviré yo en él o ya me será ajeno y tomaré un nuevo rumbo?

¿Qué será de las flores sin mi olfato que las justifique?
¿Qué orfandad podrán sentir las rugosidades de las piedras, las asperezas y declives de las peñas que se alzan, por encima del vértigo, desde las cañadas; cuando ya no las sienta mi tacto, ni en ellas se detenga mi mirada?

¿Qué razón para expresarse como espejos que relucen, relumbran y reflejan cuando la lluvia y el sol convergen sobre ellas?

No formarán las colinas ese oleaje de verdes que se aleja y a sus crestas no se acompasarán las garzas en bandadas, cuando sepan que ya no las miro con los ojos entornados, casi cerrados, imaginando barcos que cruzan la geografía andina.

¿Querrán danzar en la briza las hojas secas cuando no las acompañé mi sonrisa?
Y el aire fresco de las tardes que busco en las barrancas y en los pozos que el agua forma en las quebradas, ¿volverá a buscar que los disfrute cuando ni desnudez no logre quebrar el espejo en sus remansos?

Y es más profundo mi interrogante: ¿podré volver a disfrutarlo, cuando ya desaparezca de mí la sensual capacidad de extasiarme en sus caricias?

¿Qué razón hallarán para explotar como pompas los perfumes de la selva, si ya no puedo seguir su rastro en la manigua?

¿Morirá conmigo el coro de los grillos, las ranas, las chicharras?
¿Y tejerá nuevamente sus velos la neblina que juega con rayos de luz encima de los páramos?

¿Quién brindará con el jugo de las frutas? ¿Quién hará sentir a la pulposa redondez que cubre suave bello, el irresistible pacer de los mordiscos?

Llorarán los panales por mi ausencia, si acaso no logro perdurar en el rumor de las abejas.
Me iré, sé que es imprescindible que dejé aquello que gocé, pero…
¿Y… después qué?


León M.N. V de 2013.

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