sábado, 20 de octubre de 2012

DÓNDE


DÓNDE.

Dónde dejar posar mis ojos y suspender su curioseo.
Descansarán sobre el viejo amarillo de la tarde
o en la opacidad en grises que la neblina trae.
Podrán dormir alguna vez saciados de color.

Dónde sosegar mis  manos que del ocio huyen.
Aferradas a un buril, un pincel embadurnado,
o un lápiz y una hoja de papel en blanco.
Podrá quedar una sobre la otra y aquietadas.   

Dónde descansar mis pies que vagabunan
Que quieren subir a la colina o descender al valle
o simplemente pasear  junto a la cerca
donde se posa el arrendajo y se asoman los becerros.

Qué pared detendrá mis pensamientos.
Cómo dejar de componer canciones
 y suspender este perenne conversar conmigo.
Será posible  silenciar éste poema.

Dónde encontrar el jardín o el bosque
Que no acoja: zumbidos, trinos o el canto del arroyo
Cuándo mi corazón será inmune a una campana
y no se arrugue como bandoneón con la Cumparsa.

Dónde seré ciego al perfume de maderas,
sordo al matiz de los aromas de las frutas .
O deje de husmear  el elixir en el hálito         
de labios y entre las copas.

Cuándo el agua, el néctar, el vino o el ajenjo
podrán marcar en mí la indiferencia.
Y  la ageusia  ataque mis papilas diestras.
Y libar o no, me deje sin lesión, sin menoscabo.

Cuándo el bofetón o la caricia que reciba
me dejarán igual de frío que el acero.
Impertérrito en el campo de batalla
O sin besos entre crujientes sábanas.

Cuando y donde algo de todo esto curra
Podrán decir entonces  que ya he muerto.
León M.N. Oct.2012

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