Bajo cada
costra de pintura rota por el tiempo,
resquebrajada
a la intemperie,
como en
folios milenarios,
puede leerse
la historia de esta casa.
Y se me
ofrece así de generosa.
Cada página
de un color maduro como el vino,
Vulnerable
al tacto,
Reluciente
al sol y misteriosa.
Igual que en
los enrollados pergaminos
se notan
unas como ampollas secas.
Manchas de
agua, de sol y viento.
Escritos
dejados por los que ya se fueron.
Están allí
las alegrías por los años nuevos
Los festejos
patrios y los patronales.
La visita de
la abuela lejana.
Y las
guirnaldas por los matrimonios.
El seco
soplo de las cinco de la tarde
hace que
canten los goznes de las puertas
quejas de
amor y despedidas
rezos de
salmos al morir el día.
León M.N. marzo
13 de 2015.
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