martes, 17 de marzo de 2015

"¿Cuándo, exactamente, se forma un pueblo?"
Frase de un artículo de revista  abierta encima de una mesa.
La frase se caló en mi cabeza como si fuera mi sombrero.
Y luego, mientras avanzaba el día, taladró mi cráneo y se metió en mi mente.
"¿Cuándo, exactamente, se forma un pueblo?", repetía.
Han pasado varios días desde que esa frase quiso colonizar el sector de mis preocupaciones, la circunvolución encargada de desvelarme, de repetir la cantinela, de exponer las cuestiones que exigen solución antes de archivarse.
"¿Cuándo, exactamente, se forma un pueblo?"
Si he conocido algo que se asemeje a lo que pueda llamarse pueblo, es a Colombia, pero a mi entender, aun no se ha formado como Pueblo.
Esta en agüitas, está biche, muy jovencita todavía.
Pueblo no es lo mismo que poblado.
Ni es población, como sustantivo o como verbo.
Se asemeja un poco a nación, pero me parece a mí que no es lo mismo.
La Nación tiene organización y el “pueblo” no la tiene, no la requiere, no la necesita.
El pueblo se amontona, vota, lincha, grita y sale al desfile, a la posesión, al carnaval. Y estoy por creer que una montonera, no podrá conformar, ni pueblo, ni nación.
Y no tiene mucho qué ver con patria, porque sé que hay pueblos que no tienen o no han tenido patria, entonces debe ser algo distinto.
Hay patrias que no albergan pueblo, aunque sí muchos poblados y enorme población amontonada.
Y hay pobladores, hordas, tribus, individuos que vagan sin hallar su patria y de tanto vagar buscándola, y para justificar el que aun no la encuentran, la ubican en un Jerusalén remoto  y otros la ubican en un mítico lugar llamado: El Cielo, tanteando por cuál camino llegar a él, o buscando por cuál aparecerá la parusía.
Hay quienes como náufragos busca a Ítaca, se instalan en Comala y sueñan con construir a su Macondo.
No hay patrias huérfanas o patrias vacías a la espera de pueblos para ser adoptadas.
¿Pueblo, será comunidad?
Y ¿Comunidad será multitud, amontonamiento, unanimismo?
Para contestar a la inicial pregunta, me quiero desencartar de ésta manera:
Un pueblo se forma al ir compartiendo la utopía, aunque nunca podremos dar por terminada la tarea.
Pareciera que compartir historia, linaje y comprensión es la manera de plasmar el concepto que de pueblo se tienen, y fuera indispensable pertenecer a una cultura, haber forjado civilización.
Pero entonces pueblo y civilización serían lo mismo, y éstos a su vez lo mismo que cultura.
Hoy que estamos insertos en el bazar llamado globalidad, creo que van dejando de ser indispensables, los anteriores atributos, para sólo ser necesario el comulgar con la utopía, el empeñarse en construirla y mantener por siempre viva la esperanza.
Pero cuál esperanza: la mía, la tuya o alguna que compremos...
Y entonces, se excomulga a quien no comparta la utopía o el camino para llegar a ella. Otros voluntariamente se destierran y forman rancho aparte con vocación de verdadero pueblo y se llaman a sí mismos: Elegidos.
Para ser pueblo hemos de forjar civilización, esto es: compartir cultura. Pero creo que de tanto luchar hemos logrado convertirnos en monstruo que a sí mismo se devora. Hoy se habla de la cultura del café y también de la del vino y lo peor se habla de la cultura traqueta. Yo me destierro, no quiero ni ser del vino, ni del café, ni mucho menos un traqueto.
Quiero ser tan sólo un ser humano, no me quiero gastar mi corta vida buscando un cielo, e ir dejando en el camino un reguero de cadáveres y justificar mi acción porque ellos no sigan mi utopía y a raíz de eso declare yo que sean gentiles.
No existe Pueblo, ni Nación. Cultura y Civilización son entes desaparecidos antes de lograrse. Sólo queda la Utopía y ella es por definición: un plan, una idea, un proyecto tal vez irrealizable, pero no por eso deja de ser seductoramente humano el emprenderlo.

León M.N. Enero 15 de 2015.



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