martes, 4 de septiembre de 2012

Danzarina




 DANZARINA

Espera un poco impaciente danzarina
yo hago composición del escenario.
A la izquierda la suave colina del verde
nuevo que tienen los retoños.
Lenta desciende al valle atravesado en eses por el río.
Allí pasean con parsimonia y dando picotazos
los gansos bancos, el gallo, las gallinas, los polluelos.
Y cosechando semillas en las espigas del maduro pasto
una bandada de canarios verdes y amarillos.
Detrás del río: sementeras, cafetales.
Y a lo lejos la cordillera azul y verde azul
muestra algunas heridas de caminos.
Y queriendo dormirse sobre ella
el sol dorado lanza al firmamento
pinceladas, de luces fucsia, rosadas, solferinas
sobre hilas de nubes que lentas giran sobre sí
se estiran y mudan de matices según el sol declina.
Corriendo, girando, como queriendo atrapar
el último destello de la tarde,
los brazos abiertos buscando abrazar el universo.
sales a escena cantando: tralala, lala, lala…
Tu falda amplia estampada en flores
flota en el viento mientras desciendes la colina.
Junto a tu blusa que también flotaba, la olvidas sobre el pasto
al pie del encaje de tus pequeñas pantaletas blancas.
Rápida, alegre, te acuestas sobre el dorado espejo
que ha pintado el sol sobre el remanso
y como diosa flotas dorada igual que el agua que te besa.
Florecen como lotos tus senos sobre el agua
y tu rubia cabellera se expande y también flota.
Escurriendo de tu pelo con las manos:
rubíes, perlas y diamantes
llegas a mi lado y abrazando el firmamento
que ya se puebla de luceros
muy junto a mí, húmeda y sonriendo yaces.
La luna pintó de plata dos cuerpos enlazados.
Mis manos recorriendo el nácar de tu piel.
Con igual ritmo que en la tarde con la azada
Busqué tu bosque de musgos compañera.
Te sembré un hijo, y jadeante
se estremeció tu vientre y nuevamente te besé.
León Sep. 2012.

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