A UN ÁRBOL SECO.
Te me asemejas
De pie casi en la cima de
la cuesta.
Sin denotar alguna vida.
Quizás con frutos idos ya
y con follajes que quemados
por el sol
se fueron con el viento
como plumas, como
mariposas.
Sólo es vívida esa
atmósfera colorida
que te envuelve.
Tus ramas atalayas donde el
aguilucho
explora el pastizal
buscando vida.
Tribuna del turpial que
grita su canción.
Cual intrincada red atrapas
la llovizna
que rueda por tu tallo
y bebe el mustio musgo que
te arropa.
Tus brazos leños hospedan
microselvas
con silenciosa ebullición
de vida.
Serás pasto del tiempo que
te desmorona,
del agua que te pudre
o del incendio que te
calcinará
tornándote pavesas que
volará
para nutrir más vida
y tu humedad se volverá
neblina
y al ascender del bosque
centellará como diamantes
sobre el pino.
León M.N. Agt.2012
SINFONÍA MATURINA
De madrugada la claridad.
Susurra un violonchelo
lento, quedo.
Con pisada felina
recorre un bosque quieto.
Una orquesta de vientos
se despierta
y los flautines silban
como surgidos de entre el bambú
y tallos huecos.
Sonidos largos reptan en los pajonales
igual que
enredaderas ascienden
abrazando troncos.
Como gotas de cristales líquidos
timbran las teclas blancas y azabaches.
Cual si fueran hondas,
caricias erzantes
por mi piel navegan.
Sobre las cuerdas
que sostiene su barbilla
se desliza el arco
y al vibrar como espada
su filo me hace doblar el cuello
para que reciba un beso.
En mis caudalosos ríos
se acelera la marcha percutora
tambores y bombos resuenas
con el ritmo al que crece
mi urgencia por rasgar el himen
y sangra de placer
y brota vida.
León M.N. 2012.
Caminante
Esa es la meta. Mi destino es viajar.
¿Llegar… a dónde?
No me importa llegar.
Viajar es mi placer, es mi destino.
Mirar los valles desde el acantilado
y las cimas desde profundas grietas.
Sentir la ansiedad a la proximidad
de un recodo en el camino.
Esperar la sorpresa del paisaje.
Sentir anticipadamente
esa corriente ascendente que
sostienes aves y trae también
rumores, vestigios de canción
golpes de azadas.
Mirar atardecer y encenderse los luceros.
Por un instante retener en la memoria
aquel perfume del amor dejado.
Llegar es la quietud, el
logro detenido.
En el camino
encuentro la ilusión,
a la alegría.
Y en el silencio
te encuentras a ti mismo.
Cruzar aquel
umbral de un bosque
plagado de
miradas que no ves,
sólo las
sientes y te erizan.
Recibo su
frescor,
el canto de chicharras
y el cobijo.
Y cuando el
horizonte se perfila
Y una nueva
claridad anuncia el día,
me saludan los
trinos que despiertan
y el tenue
aleteo de un búho me despide.
Tras el pasto
crecido y entre piedras
el arrollo
refrescará mi cara.
Le daré un
sorbo como un beso.
Y en el cercano
alero descanso un rato
mientras
sonriendo degusto
la cálida
acogida campesina.
Viajar… viajar
es mi destino.
León M.N: Agt.2012.
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