DESPOSEIDOS.
Perderlo
todo como desterrados.
Sin
equipaje como quien huye inesperadamente.
Sin a
donde ir
Sin un
por qué quedarse y arriesgar la vida.
Solos
sobre un frágil bote que cruza el mar
empujado
por el viento hacia desconocida orilla.
Con
temor a regresar
y
una ventana condenada en frente.
Al
lado alguien que habla en una lengua extraña.
Ojos
desmesuradamente abiertos tratando de entender.
Luces
que pasan, que buscan, que encandilan.
Alguien
te toma de la mano y te invita a que le sigas.
Y no
encuentras razones para hacerlo
ni
para rechazarlo.
Te
ponen una manta encima
Te
dan a beber algo caliente y de sabor extraño.
Te
sientes como una hoja desprendida de su rama
lanzada
en la noche a la tormenta.
León
M.N. Octubre 22 de 2016.
BALSA DE MIGRANTES.
En
frente la espesa negrura de la noche
Sobre
la frágil tela que cubre la inmensidad profunda de los mares.
Cayendo
en el abismo de la soledad.
Al
lado de la incomprensible sordera humana.
Acompañados
por la inutilidad de las plegarias.
Agitando
banderas invisibles que claman un rescate
a
quien no mira, no ve, no oye, ni recuerda, ni imagina…
Algún
quejido oculto…
y el
rítmico golpeteo de las olas en la quilla.
Y
cuando el impávido sol enciende su tea sobre el agua,
un
niño, llora desde el regazo de su madre.
Y
las olas siguen golpeando…
Y el
corazón latiendo…
Y
las madres recogen lágrimas
para
que sus hijos beban.
León
M.N. Octubre 23 de 2016.
NO
TENGO:
Treinta y dos años que pasaron.
Una huerta sobre la que derrumbaron los cercados.
Un país que fui forzado a abandonar.
Tengo una familia asesinada.
Tres fotografías chamuscadas.
Un documento de identidad que a nadie importa.
No tengo una lengua que quien pase a mi lado entienda.
Alguien que me llame: amigo, vecino, mi paisano.
El saber que alguien me eche de menos.
Algo por qué volver atrás.
Tengo de frente un hueco oscuro.
Una fuerza que me empujan sin que yo quiera caminar.
León M.N. Octubre 24 de 2016.
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