LOS
BARROTES.
En
buena hora los barrotes
que
aun apresan mis demonios.
En
buena hora la condena que les proferí,
que
no cesa, ni se acorta.
Son
centinelas que no cejan de cuidar
para
que no se escapen los malditos.
Bien
logrado el silencio.
Bien
habida la soledad del calabozo.
Y
que pasen las horas sin que ellos se aperciban.
Ni
su tic tac, ni el rumor de la arena
al
vaciarse sobre el vaso de cristal que no se llena.
Bienaventurado
su tiempo sin crepúsculos
y
sin amaneceres.
Mi
maldad debe permanecer ausente,
alienada,
lapidada, tapiada, condenada.
Que
sólo mi sonrisa mire de frente al sol.
Solo
se abran mis ojos
cuando
estén calmos, remansados.
Mis
quijadas laxas, separadas,
mis
puños abiertos como alas de palomas.
En
hora buena los barrotes…
…En
hora buena…
León
M.N. julio 9 de 2017.
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