jueves, 1 de agosto de 2013

MEDITACIÓN

MEDITACIÓN
                Dedico esta meditación
                A quien la ha suscitado:
                A Elí, mi hermano.

Al menos mi pobreza es grande.
Tengo pobreza para dar y convidar.
Es tan grande mi pobreza,
Que para darle la vuelta necesito
Trescientos sesenta y cinco días.
Un año.
Y eso que a diario la camino.

Y, caminando al lado de mi pobreza
Me he encontrados cosas.
Cosas que ya quisieran poseer
Los desprovistos de pobreza.

Encontré por ejemplo:
Tiempo.
Tempo nuevecito, sin usar.
De ese que se necesita
Para quedarse tumbado
Sobre el pasto
Y a la sombra del puente
Ver cómo juega el sol
Saltando en el agua del arroyo.

Encontré:
Ecos.
Ecos vacíos.
Sin voces que los ocuparan.
No obligados a rebotar y retornar
Siete y hasta siete veces siete.
Mejor dicho: encontré el silencio
Que es como estar desnudo
Y frente a dios.
Para que él nos mire el alma,
Y nos haga el examen aquel
De los talentos.

A mí no tendrá nada que decirme.
Pues yo no cogí ni cinco,
 Ni cuatro, ni dos, ni uno.
Yo siempre he caminado
Al lado de mi pobreza sin talento
 Y sin talante.

También encontré:
La luz.
La luz pura sin estrenar, sin manchas.
De la que aun no se ha reflejado en nada.
En qué se iba a reflejar
Si nada había tenido.

Ahora tengo:
Silencio, tiempo y luz.

El silencio que encontré me sirve
Para pensar, y conversar conmigo.
El tiempo para escribir
Lo que he pensado.
Y la luz para alumbrarme
Cuando escribo.









León M.N. Agosto de 2013.



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