martes, 12 de marzo de 2013

AÑO DE 1900 Y PICO


AÑO DE 1900 Y PICO.

Se inician en Armenia Mantequilla, las preliminares al interior de ocho partidos políticos, con el fin de escoger sus candidatos para la próxima elección de alcalde.
Crece la efervescencia partidista, el entusiasmo y el delirio electoral.
De todas las ventanas cuelgan los trapos de los diferentes paridos. Perdón por lo de trapos, corrijo: se enarbolan las banderas.
En mi partido todos queremos participar. Para asistir a la convención nos pusimos ropa dominguera y los más pudientes hasta estrenaron camisa y calzoncillos. Muy precavidos pues a la hora de las reuniones políticas uno nunca sabe dónde y delante de quién le va a tocar bajarse los calzones. Y que a uno lo vean con calzones abajo es una cosa, pero otra muy distinta, es con calzoncillos rotos.
No había quién recibiera la invitación a un tinto, todos queríamos pagar y de esa manera incentivar cada quien su candidatura.
Lo mismo ocurría en las toldas de los otro siete paridos de la oposición.
Las calles estaban vacías pues en las sedes partidistas estaban reunidos los ochocientos trece electores y sus hijos.
Solo estaban abiertos al público los tres cafés del pueblo, cada uno vigilado por un policía para que se respetara la ley seca.
Por las calles desérticas subía y bajaba el bobo del pueblo con bandejas de pocillos para tinto y termos, gritando: Por qué más bien no se juntan y así los puedo atender más fácil.
Era el único que predicaba la unión. Todos los demás electores creían a pié juntillas que le ganarían a sus contrincantes.
Por la emisora del pueblo se escucha el Himno Nacional, el de Antioquia, el de Armenia Mantequilla, el de la Herradura. El de la Loma y el de Paloblanco. El locutor interrumpe de vez en cuando para pasar unas pautas publicitarias de Cootrasana y de la Tienda del Pobre Evelio, y entre himno e himno, grita: ¡Viva la democracia!
A las cuatro de la tarde, como por arte de magia, quedan empapelados todas las paredes, todos los postes de la luz y las tapias que rodean los solares, con las pancartas de los ocho candidatos a la alcaldía.
No se asusten, eso es obra de la tecnología. Una vez terminado el escrutinio en cada partido; vía e.mail se trasmitió a la capital la orden de imprimir los carteles, volantes, pasacalles, botones y demás artículos de propaganda, con la foto de cada candidato. De esa manera los pudieron enviar en el bus de las doce y llegaron  a las tres y media a envolver el pueblo en el más colorido carnaval de democracia.
Salieron los ciento y pico electores de cada partido con su arsenal de papelitos para tratar de convencer a sus vecinos de olvidarse de su candidato y que votaran por el de ellos:
Que el candidato de nosotros va dar mercados cada ocho días durante todo su mandato, a los que vote por él.
Que el de nosotros va a traer una sucursal de la Universidad de Antioquia con 19 carreras, 5 especializaciones y 3 doctorados, para que estudien lo que quieran los 25 bachilleres del pueblo. Ah y eso no es todo… Gratis. ¿Cómo le quedó el ojo?
El candidato del partido Verdeazul, ya tiene listo y financiado por el Reino de Madagascar del Sur, una escalera eléctrica para subir a Mojones. No es si no que se posesiones nuestro candidato para que empiecen las obras.
Eso no es nada, el candidato del partido Moradito, ya tiene la plata para el Teleférico hasta Cangrejo y está en conversas, con los alcaldes de ahí pa´bajo hasta Barranquilla, y entre todos van a pavimentar el Río Cauca y así poder llegar en carro hasta la costa, sin pasar por Medellín.
Y dice un paisano recién llegado de la capital con su grado de Administrador de Empresas: Nosotros gobernaremos a Armenia La Más Educada y por eso le vamos a regalar un Campero último modelo a cada estudiante que se matricules, para que pueda llegar tranquilo a clase. El parqueadero para todos los carros va a quedar detrás de la Casa de la Cultura y lo va a administrar, mi´apá.
Los del partido Amarillo Pollito, que no hay que confundirlo con el Polo, tiene la propuesta de establecer relaciones imperecederas, irrefutables e indeclinables con la República de Petrozuela y construirá un oleoducto de aquí a Paracas, para que de esa forma nos llegue directico el combustible y poder exportarlo a: Amagá, Angelópolis, Titiribí, Concordia, Betulia, Ansá, y todo el Suroeste. Con las utilidades de ese negocio se hará el aeropuerto de la Volcana, para sacar todos los días tempranito, en avión, la leche que se le va a vender a Colanta.
Y así siguieron los 10 mese de campaña electoral. Se agotaron las gallinas en los solares de tanto sancocho electorero. No se encontraba un solo marrano ni para un remedio, de tantas marranadas a las que fuimos invitados los de aquí, los de allí y los de más allá.
Las sirvientas de las casas renunciaron, pues ya no daban a vasto de tanto hacer tinto para las reuniones de los copartidarios.
A la iglesia no volvieron sino los candidatos a hacer la novena a la Patrona de los Imposibles, los demás parroquianos, dizque estaban en correrías, en comisiones, en brigadas o pegando carteles.

Por fin al día siguiente de las elecciones, cuando ya quedó elegido el que ganó, la vida volvió a su curso normal. Los finqueros a seguir mandando los piones para las fincas y pagando el vale los domingos. Los trabajadores a seguir buscando trabajo. Los comerciantes a escondérsele a los vendedores viajeros de cacharros. Los vagos a seguir vagando. El párroco a hacerle propaganda al Altar de San Isidro y yo a tomarme mis guaros en el  Café de la Esquina, pues por fin se acabó la Ley Seca.

León M.N. Marzo de 2013.

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