VOCES
Voces que creí ya idas.
Aquellas que borré por siempre
Las que escuché cantar y las que me cantaron.
Las que susurraron en mi almohada.
Que rumoraban detrás de las paredes, tapadas con la
mano y al oído.
Otras como susurros que con la briza iban,
Gritaron esta noche en mi camino.
Maldijeron como lo hicieron siempre.
Predicaron viejas profecías, rogando que ocurrieran.
Suplicaron y oraban se apiadaran de ellas.
Llegaron las que a diario mendigan y seducen con sus llagas,
Sus hilachas y su mirada lastimera.
Estaban allí las que de profesión consuelan y dicen perdonar
pecados.
Esas voces que acogen como deber a los que lloran.
Aquellas que incitan a acoger y esperan que no se
acabe la materia prima.
Han llegado también conspiradoras buscando una razón a estar presentes.
Arengan, confunden, engañan y cantan victoria
nuevamente.
Aúllan las que fueron derrotadas.
Arguyen infamias, tropelías y piden se le tenga en
cuenta.
Acompañan su ensordecedora algarabía, las que informan,
analizan o disienten.
Rugen las inconformes, las reaccionarias, las
recalcitrantes y ortodoxas.
Y ahogadas, acalladas, silenciadas, las de siempre:
las que tienen por deber:
Sufrir, ser violadas, martirizadas y santificarse.
Todas me llaman esta noche y quieren que me una, cada
una a ellas.
Y desde lejos escucho mi grito de terror y callo.
León. 01.01.13.
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