martes, 23 de junio de 2015

EL DEPORTE MÁS POPULAR DEL MUNDO.
Recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico; los anteriores son los sinónimos con los que el diccionario quiere explicar el significado del sustantivo: Deporte.
Y refiriéndonos a deportes he de hablar del más popular de todos: El Futbol.
¡Cómo ha progresado este deporte!
Es una maravilla.
Quienes se especializan en él, ya sean jugadores, entrenadores, técnicos, árbitros, guarda líneas, masajistas, recogebolas, locutores, comentaristas, hinchas, empresarios, periodistas, buscadores de talentos, porristas, camilleros, etc. Saben que no miento. Éste deporte ha progresado mucho.
Han logrado una precisión increíble en definir diferentes tácticas y estrategias para jugar y para no dejar jugar, para ganar y para hacer perder.
Qué precisión y sutiles maneras para dar pisotones, patadas, codazos, puñetazos, cachetadas, cabezazos y empujones, han desarrollado los entrenadores en sus equipos. Cada partido es una exposición de nuevos logros en el arte de agredir sin que el árbitro se exponga a la crítica de estar comprado, vendido, parcializado o desatento a sus obligaciones profesionales.
Zancadillas que ni con cámaras extra lentas de detectan. Puntapiés que van directo al tobillo o a los meniscos de forma más certera que un golpe de yudo en la glotis o hueso hioides y que deja por fuera de la temporada a cualquier delantero por destacado que sea en el equipo contrario. Agresiones que rompen los ligamentos cruzados de las rodillas de los atletas, al tiempo que rompen las ilusiones de ellos, sus familiares y sus seguidores.
Agarrones del hombro con la mano izquierda, mientras la rodilla derecha ayuda para que el que estaba por delante en trance de hacer su mejor jugada, caiga de espaldas dando la sensación que se calló a causa de estar el césped mojado. Apreciación que subrayan los locutores, narradores y comentaristas para que la fanaticada se encienda o se calme, según las necesidades y momento del partido o del campeonato.
No se queda atrás el entrenamiento que dan a los jugadores en artes escénicas. Estas habilidades los hacen aptos para luego de que los desechen como deportistas, puedan buscar trabajo como dobles en películas de acción.
Con una maestría digna de los dobles de Rambo 3, 4 ó 5 se lanzan al suelo simulando haber sido empujados por el defensa para inducir a árbitro a decretar un tiro penalti. O fingiendo un abrazo cordial al contrincante, le sacan el aire de un fuerte puñetazo en las costillas falsas, el cual no queda a la vista del árbitro ni de sus auxiliares.
Es de admirar y aplaudir las horas y horas que gastan los técnicos y entrenadores, ayudados por una corte de especialistas y artistas, para que sus pupilos perfeccionen el arte de los gestos de dolor, los movimientos de mimo que parecen ser suaves pero van directo a donde duele y las caídas con mil volteretas que de tanto rodar hasta Cuadrado queda Redondo.
Los jugadores son tan buenos, tan estrellas, tan superdotados deportivamente, como se demuestra en los publirreportajes y en las ruedas de prensa y videos promocionales. Entrenar tiros penaltis, tiros de larga y media distancia, tiros de esquina, curvas, boleas, chilenas, medias chilenas, gambetas, paradas con el pecho, taquitos, toque toques, ha dejado de ser importante para el logro de los resultados convenientes a los apostadores, a los inversionistas y a los compradores de pases.
Mantener a la afición y a alguna prensa alejada en algunos momentos, es también un arte que se ha desarrollado grandemente, cuya maquinaria se aceita con lubricante de billetes verdes.
Como todo juego ciencia el futbol casi siempre se gana o se pierde antes de jugarse. Dueños, administradores de equipo, accionistas, empresarios de artículos, ropa y recuerdos deportivos, dueños de escenarios y de medios de comunicación y jueces, se encuentran casualmente en restaurantes y balnearios, se mandan mensajitos, tienen amigos comunes y cuentas bancaria habidas de depósitos, muchas veces en paraísos fiscales infranqueables.
Los jugadores entrenan y juegan y algunos corren con la suerte o tienen las tripas suficientemente fuertes para que sus “dueños” y otros inversionistas los vuelvan estrellas, crack, e ídolos, ayudados por los intermediarios, los medios de comunicación y el márquetin especializado.  Que una estrellas brillen o no, depende del movimiento del mercado. A veces hay que apagar algunas estrellas porque si son muchas las que brillan las cotizaciones bajan y los riesgos de pérdidas económicas se agrandan y el negocio se daña.
Y los medios para apagar aquella Pléyade o abundancia de talentos son variados: El banco, las lesiones provocadas intencionalmente, la mala prensa, la corrupción, la incitación a la vida díscola y la indisciplina, son las más efectivas para que un joven llamado a fulgurar, se pierda en el ostracismo conveniente para quienes ponen el billete y se ganan los aplausos de los gobiernos y del gran público como insignes mecenas del deporte. 
Cada día me admiro más de cómo ha progresado el Futbol.
El deporte que es sinónimo de salud y vida sana, se transmite y se comenta con el mismo lenguaje y adjetivos con que la Historiadora Diana Uribe, relata en CD la Primera y la Segunda guerra Mundial: Disparos, cañonazos, ataques, riflazos, perforación de  murallas, derrotas y victorias. Guerras a muerte, revanchas, escuadras enemigas, cancerberos, estrelladas, fracturas, enfermeros, camilleros y quirófanos.
Aún resuena en mis oídos, como el narrador del Gol Caracol en un reciente partido de la Copa América, casi al borde del colapso, exaltado agradecía que uno de los delanteros del equipo de Colombia hubiera recuperado su” instinto asesino”
No supe qué quería decir con eso, el entusiasta y enardecido narrador, cuando uno de los jugadores vistiendo la Amarilla, se acercó a la portería del rival y por nada nos saca un grito de Goooooooooooooooooooooooooollllllllll a todos los seguidores Colombianos.
 No, no lo entendí y menos aun cuando fue interrumpido por una publicidad de la presidencia de la república en la que se invitaba a los guerrilleros a desmovilizarse.
Se alegran de que unos dejen de asesinar y por otro lado aplauden el regreso del instinto “asesino” de otros.
¡Bravo, bravo!
Muy bravo todo esto.
Tenaz.
Muy Tenaz.
León M.N. junio 22 de 2015.



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