No podía creerlo
y menos aún haberlo
imaginado:
Fuente a mí: La
playa.
… blanca.
Y el sol en dorados destellando
… y un mar de azules
… de azules
indecibles.
Olas que juegan o
que danzan.
Empujan fuera:
Troncos lustrosos de
maderas viejas
Y caracolas
relucientes ya deshabitadas.
Y yo allí…
¿Y por qué yo el
privilegiado?
Un sol tibio que
luego se tornó en ardiente
hizo que me tendiera
sobre la tibia arena
Y escuché el canto
de las olas
Chillidos de
gaviotas
Susurros de sirenas.
En una playa ignota
y sola.
León M.N. abril 9 de 2015
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