PARTIDA
En esa atmosfera brumosa que da el alba.
Porque claro, la ocurrencia precisa de un lugar para ocurrir.
Apenas se dibujan las ventanas.
Unas ataviadas de luces mortecina
Y una que otra con candiles temblorosos
A los que el frío se arrima a calentarse.
Algunas aun a oscuras pobladas de ronquidos
Y de sueños que libremente entran y salen
Y escriben otras vidas deseadas
O aquellas que arrepentidos dejaron olvidadas
Tiradas cual basuras en cunetas del camino.
Aprovechan el viento de la madrugada
Y sobre él, como viajando en tren les regresaban.
Y de pronto el corazón galopa
Queriendo huir y sin lograrlo.
Los deja exhaustos sobre sus camastros
Sudorosos, agitados, confundidos.
Y ella que parcamente proyectaba sombra
Sobre la nieve que al amanecer sería blanca
Pero ahora era gris y blanda
Y con sus leves pasos apenas si crujía.
Se fue alejando, o esfumando.
Sobre la tapia, o la cortina
O lo que fuera que se interponía
Entre el aquí y el allá
Y, por qué no,
Pienso yo…
Quizás el más allá.
León M.N. agosto 4 de 2014
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