miércoles, 25 de febrero de 2015

EN UN BOSQUE DE VIRGINIA
Nació otro día.
Parido de la noche.
De una larga noche.
De la oscuridad que se rasgó como se rasga un útero.
Un nuevo día para tu dolor.
Para tu soledad y desconsuelo.
Habrás de vivir con tu pudor, con tus verdades.
Esas creencias que no son las mías.
Te aferras a las tuyas como un naufrago
quiere apoyarse en su barca que se hunde.
Otro día de falsas esperanzas
y de aguardar  milagros,
de profetas, chamanes y de charlatanes.
Otro día con iguales estrategias que ayer
y con peores resultados.
Nuevas horas para que te lamentes del padecimiento de otros
Las mismas que nadie invierte en aliviar el tuyo.
Cómo cruzar el tiempo y la distancia.
Cómo derribar esa muralla de creencias
que me permita a mí tender mí mano,
mi mano que sólo porta un pobre ungüento.
Sé que te invaden:
El dolor, la soledad, el silencio, el desconsuelo.
Desde aquí inicio este pagano rito,
desde mi apartado lugar pronuncio mi conjuro
es mi deseo que se cumpla:
que en ti no habite nunca el miedo
y que el dolor se aparte de ti por éste día.
Aunque tan solo sea por los minutos
en que transcurre para ti mi verso.


León M.N. Febrero 23 de 2015.

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