EN TORNO
A: Los hermanos
Deinner,
Laura Jimena,
Juliana
y Samuel Vanegas Grimaldo,
asesinados en
Florencia, Caquetá, Colombia.
4 de
febrero de 2015.
Sobre el
estrecho pasillo que tienen las prisiones.
Sobre los
corredores largos, con arcadas que tienen los conventos.
Sobre los
empedrados de las estrechas calles de los pueblos viejos.
Sobre los
senderos de los parques con palomas y con sombras grises.
Por el
recorrido de un vía crucis de beata a media tarde.
Por los entreverados
vericuetos que ha construido la justicia.
Por entre
los salones, las salas, los estrados, las instancias:
Van pasos
lentos.
Ecos opacos.
Esperanzas,
Sueños,
Desleídas
ilusiones.
Y yo deambulando
alrededor de ese llamado.
De ese grito
que viene de los niños muertos.
Bordea mi
andar el perímetro de horror que ellos sufrieron.
Va en torno
al llanto ronco e iracundo de su padre.
Por el andén
del silencioso lloro de la madre que a su dios le reclama su suplicio.
No sobrepasa
mi odio ese perímetro,
No alcanzo a
penetrar sus almas agobiadas, repletas de dolor hasta vaciarse de quejas y de
lágrimas.
Doy vueltas
y revueltas a los titulares,
A los
supuestos, a los indicios y hasta a las aseveraciones.
No hay
verdad,
Ni intención de hallarla,
Ni ungüento,
Ni
consuelo
Ni justicia,
Sólo
orfandad y desconsuelo.
Deseos de
venganza eterna,
Para que
siga eternamente el duelo.
León M.N. febrero 18 de 2015.
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