martes, 20 de noviembre de 2012

CUENTAN QUE...


CUENTAN QUE…
Por el Alto del Yarumo pasan caminos
Y por esos caminos pasan cosas,
gentes pasa.
Pasan los indios llevando acuestas
Grandes mochilones de ojos grandes
En los que llevan de Guaca
Pesados capachos de hojas de caña brava
Repletos de pesada y blanca sal de manantiales.

Y otros que en sus mochilones llevan
Ollas de barro, y tiestos y callanas
Cocidos con carbón de leña.
Dicen que del El Sillón
Y del Silencio vienen.
Barro de la madre tierra
Molido en la misma piedra
Del maíz de las arepas
Y con las manos amasado como ellas.

Y cruzan otros que de las minas
Del Sancudo llevan
En bolsitas con escrotos de venados hechas
Polvo de oro y pepitas más grandes reluciente
Para hacer figurillas
Ofrendas en delgadas láminas
Para la Madre tierra que permite que maíz
Y  frijol broten, y para hacer pagamento
Por la flecha
Y por el venado que por ella muere.

Pasan recuas de mulas y en sus lomos
Cargas de carbón de Amagá y de Angelópolis
Sacado del vientre de la tierra
Preñado de calor y fuego y muerte.
Pasan los arrieros con recuas que llevan
Cargas de maíz a cuestas.
Cosechado en las lomas de Cauca
Y en las lomas de La Loma.

Pasan recuas que en angarillas llevan
La dulce caña para la molienda.
Pasa el humo de los hornos,
El olor a cachaza, a melaza y a panela.


Y por el occidente pasa silencioso
El Cuca, rotundo y silencioso se aleja.
Cuentan que pasan flotando
Los cadáveres de una guerra
Que ya no es tan ajena.

Pasan las recuas y los camiones
Cargados de café y de plátano
De naranjas, de mangos
Y de recuerdos viejos.
Pasa padre y madre
Abuelos y tatarabuelos
Y muchas gentes pasan.

Y en el Alto del Yarumo
Cobijada aun en su neblina
Se quedó la tristeza y la envidia
La intolerancia y la llovizna.
El chisme fácil y el qué dirán agazapados.
Se quedó el resentimiento y la pereza.
Se fue Eros con Blasina y se quedó la lujuria.

Se quedaron unos que se creen ricos
Con miedo a trabajar la tierra.  
Y se fueron otros con ganas de trabajar
Que descuidaron la tierra.
Se quedaron los espantos en las bocacalles
Y esperando en los calvarios
Y en los cruces de caminos.

Se quedó un paisano
Soñando ser alcalde
Y con pasar como alcalde hacia el olvido.
Se quedaron unos jóvenes
Fumando marihuana
Se quedó el pregón de un limosnero
Unos fantasmas haciendo rogativas
Unas viejitas santas calladitas
Que por las mañanas van a misa
Y por las tardes al rosario y las novenas.

León M.N. Nov. 1012.

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