DÓNDE.
Dónde
dejar posar mis ojos y suspender su curioseo.
Descansarán
sobre el viejo amarillo de la tarde
o
en la opacidad en grises que la neblina trae.
Podrán dormir alguna vez saciados de color.
Dónde
sosegar mis manos que del ocio huyen.
Aferradas
a un buril, un pincel embadurnado,
o un lápiz y una hoja de papel en
blanco.
Podrá quedar una sobre la otra y
aquietadas.
Dónde
descansar mis pies que vagabunan
Que
quieren subir a la colina o descender al valle
o
simplemente pasear junto a la cerca
donde
se posa el arrendajo y se asoman los becerros.
Qué
pared detendrá mis pensamientos.
Cómo
dejar de componer canciones
y suspender este perenne conversar conmigo.
Será
posible silenciar éste poema.
Dónde
encontrar el jardín o el bosque
Que
no acoja: zumbidos, trinos o el canto del arroyo
Cuándo
mi corazón será inmune a una campana
y
no se arrugue como bandoneón con la Cumparsa.
Dónde
seré ciego al perfume de maderas,
sordo
al matiz de los aromas de las frutas .
O deje de husmear el elixir en el hálito
de
labios y entre las copas.
Cuándo
el agua, el néctar, el vino o el ajenjo
podrán
marcar en mí la indiferencia.
Y la ageusia
ataque mis papilas diestras.
Y
libar o no, me deje sin lesión, sin menoscabo.
Cuándo
el bofetón o la caricia que reciba
me
dejarán igual de frío que el acero.
Impertérrito
en el campo de batalla
O
sin besos entre crujientes sábanas.
Cuando
y donde algo de todo esto curra
Podrán
decir entonces que ya he muerto.
León M.N. Oct.2012
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