MONTAÑERO
Yo soy de un pueblo
Que se encaramó en un
cerro
Para alcanzar
estrellas
Oculto entre las
nubes.
Es un balcón con
chambranas
Que divisa un Cauca
lento y perezoso
Ausencia de
platanales, huertas y frutales
Y por su cielo alto
planean gallinazos.
Un pueblo al que nadie
trazó calles
Ni le han trazado
rumbo, ni futuro.
Que está como perdido
en la neblina
Y borró sus caminos de
herradura.
A lado y lado de esos
caminos
Que lo cruzan como si
lo tacharan,
Hay ranchos, casas,
pesebreras,
Una iglesia, escuela y
cementerio.
Empedramos esos
caminos
Y los llamamos calles.
Tiene plaza, grande para
el mercado,
Estrecha como
parqueadero.
En manga fresca pastaban
mulas,
Caballos de silla y
vacas con ternero.
Se fueron los arrieros
y el lechero,
Quedaron cabalgata y
burroteca.
El caballete de la
iglesia parece un espinazo,
En él se asolean
gallinazos
Y de cuando en cuando
los arropa la neblina.
Se convierten en
brujas y vuelan en escobas.
La torre de la iglesia
es una lanza
Que amenaza a un
cercano cielo.
A sus naves nos
convoca la del Carmen y el de Padua
Para alejarnos de un
también cercano infierno.
En mis noches oscuras
veo espantos
Gente que va a las
romerías en veredas.
Festejantes de
acaballo que hace topes.
Altares de San Isidro
repleticos
De productos de
huerta, de corral y de potreros
Y aun dormido escucho
truenos,
El viento silbando
entre las tapias,
Recuas de mulas
cargadas de panela.
Y en calles y plaza el
ganado de la feria.
Yo soy del pueblo que
cuelga
En el Alto del Yarumo.
No es que sea
invisible
Es que a veces lo
oculta la neblina.
León M.N. Junio de
2013.
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