Perdón = olvido
“En
estos días que corren”, y no me refiero, como es natural al escuchar la
anterior expresión, a los días cercanos al presente. No, me refiero a los días
que corren desde que a alguien se le ocurrió guardar por escrito la memoria de
los días tal como él particularmente los vivió, o mejor, tal como pudo
describirlos y considerar los hechos de los que fue testigo y como pudo
expresar los que otros le relataron.
Si, en estos días que vienen
transcurriendo desde que alguien inventó la grafía y otros algunos,
consideraron ese hecho milagroso, porque salvaría a la especie humana del
olvido. Desde ese día nos hemos empecinado en recordar y llorar por los recuerdos.
Cuando asistía a los rituales
católicos que en mi juventud, eran recitados en latín; el sacerdote decía:
Memento… y seguía con una retahíla incomprensible para los vulgares asistentes.
Luego supe que Memento traducía, recuerdo.
No se me olvidan mis experiencias de
investigador de culturas, cuando descubrí que en los rituales de diferentes culturas primitivas y de muchos
grupos contemporáneos, se dedica un tiempo y momento especial a recordar
hazañas de antepasados, de ancestros, de héroes, de dioses y de semidioses. A aprenderse
sus gestas, casi todas imaginarias, ensangrentadas y violentas y a recitar su
genealogía, como parte de un ritual de enraizamiento, como signo de
pertenencia, de feligresía o de adopción de creencias y sentimientos, entre
ellos sus odios y propósitos de venganza.
Somos herederos del miedo de
perdernos. Del miedo a no saber de dónde venimos, pues se nos ocurre que en
algún momento del existir caótico y sangriento en que siempre hemos vivido,
debiéramos regresar, para salvar la vida o para volver a empezar de cero este
camino que de forma tan fallida hemos recorrido hasta aquí.
Me ha tentado a cavilar sobre éste
tema una cita del Señor Wade Davis en su libro El Rio, que actualmente estoy
leyendo. Él dice que en guaraní las palabras Perdón y Olvido son la misma. No
dejan de admirarme los indígenas con su sabiduría. Es que si yo sigo recordando
lo que los colombianos nos hemos hecho a nosotros mismos y lo que algunos
colombianos me han hecho a mí y a algunos amigos y vecinos, no podré perdonar,
ni mucho menos perdonarme.
Propuesta:
Por qué no, como una de las tareas necesarias
en la era del Pos dialogo que estamos próximos a iniciar en virtud de que el
tiempo se le está agotando al presidente Santos, no le echamos candela a todos
esos museos y casas de la memoria que se han inventado y obramos en
consecuencia con el idioma guaraní, donde Olvidar es igual a Perdonar.
León M.N. Dic.18 de 2015
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