REGUÉ EL TON
Hay
una como música o estridencia vocinglera
Que
ocupa el espacio del silencio.
lo
arrincona, lo desaloja
hasta
de los lugares sombreados y apartados
donde
yo siempre lo busco y he encontrado
para
contarle mis planes y mis cosas.
Cuando
esos balbuceos cacofónicos hacen presencia
no
basta que busque yo el silencio
ni
aun debajo de mi almohada.
Invaden
el entorno golpes de primitivas percusiones,
Tarareos
monotónicos y arrítmicos
Como
debió ser ha muchos siglos,
La
gestación de la primera melodía.
Me
llegan sin quererlo
Y
sin que yo pueda evitarlo
discordancias
sonoras y chillonas
como
aullidos de fieras moribundas
degradaciones
de lo que pudo ser antes de ahora
alguna
intención de arpegio o de tonada.
Esa
esclerosis, artrosis o Alzheimer pentagrámico,
convoca
a muchos que brindan y que brincan
en
parkinsonianas convulsiones espasmódicas.
Y
como es de esperarse en esos trances
terminan
caídos por el suelo
enajenados
y locos bailarines.
León
M.N. julio 12 de 2015.
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