martes, 26 de mayo de 2015

NO ME ENGAÑAN

Sólo es posible la ficción, historiar es imposible.
Me refiero a escribirla, a estudiarla, a conocerla.
La historia es personal, intima, individual.

Que se callen de una vez por todas,
los llamados, escribientes, cronistas o escribanos.
Y los autonombrados historiadores.

Unos y otros con título, con cargo o sin ello;
se especializan en dar el testimonio que otros quieren dejar.
Se encargan de inventar hazañas, gestas, injurias y heroísmos.
De imaginar causas, razones, justificaciones.
No sólo eso, también nos quieren convencer hasta de consecuencias.

No caeré en la farsa ni aun cuando me fuese dicho:
Ésta es la historia vivida por los que vencieron,
y en tomo aparte: la que vivieron los que en aquella ocasión fueron vencidos.

De qué valdría un recuento ordenado de acontecimientos pasados,
sin juicio, ni valoración, sin que esté matizado de pasión y sentimientos.
Y qué valor histórico puede tener
la apasionada versión que pueda dejarnos un fulano,
su grupo, su partido, y aun, si fuera posible, toda una nación.

La historia es un  imposible.
La que nos cuentan, la que leemos
o la que atrevidos quisiéramos escribir es solamente ficción.
Productos de la ira, el desamor o la traición.
Justificación de inconfesables y abyectas pretensiones,
y de feroces e inhumanas actuaciones.
La historia no se puede escribir:

Estamos condenados a vivirla.                               

  León M.N. Mayo 25 de 2015.

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