Señor Oscar
Collazos.
Yo leo sus columnas. La verdad debe ser porque
me gusta su manera de construir las frases o el ritmo que le da, algo debe
haber en su literatura, que me gusta, pues por algo las leo.
Leo a otros
columnistas de diferentes corrientes. No necesariamente a los que coinciden con
mías ideas políticas, económicas o sociales.
Les reconozco a
los columnistas – tal vez ilusamente- que su responsabilidad al ver que tienen
un espacio en la gran prensa, los hace reflexionar mucho lo que escriben, al
saber que son leídos – tal vez por mucha gente- y que quién los lee, tomará
algo de lo que lee para formar sus propios conceptos.
Me ha parecido
desde joven, que los columnistas, deben ser gente ponderada, ecuánime y
responsable. Que saben que las palabras
son como las flechas, que una vez lanzadas por el arco, ya el arquero no
gobierna el rumbo que ellas tomen.
Les reconozco, o
más bien creo que cumplen- aunque no se lo propongan- una labor pedagógica frente
a sus lectores y a través de ellos, con los contertulios de ellos.
Pero cuando leo
columnas como la suya hoy: Castrochavismo,
me da un desaliento…, al constatar la ligereza, la aparente ingenuidad. –
Porque creo que sólo es aparente ingenuidad la suya- al decirnos que el
castrochavismo es tan sólo un muñeco de papel que se inventó el Señor Uribe, un
espantapájaros, o mejor un espanta bobos.- pues eso es lo que leo entre líneas,
al releer su columna.
No nos da usted,
sus razones para afirmar que el socialismo del siglo XXI, no es el chiquero al
que quieren entrar los Chavistas y de donde se quieren salir los cubanos. No
usted no da argumentos, solo da frases ingeniosas y por qué no decirlo: frases
chistosas, pura y escueta literatura.
Es usted capaz
de una gran simplicidad, y le viene bien
a su composición con tono de sainete, al afirmar que entre Santos y Uribe lo
que ha habido es una rabieta de novia engañada.
No señor
Collazos, lo que los Colombianos vimos fue a alguien durante un largo período
actuando como leal ejecutor de unas políticas de seguridad, fungió de defensor
de posturas y de políticas en materia de relaciones internacionales y de
defensa de la soberanía, se hizo elegir como adalid de esas posturas, de esas
políticas y cuando logró el cargo que quería, destapó sus cartas y ocultó las
que utilizó para engañar a todos sus electores. Eso fue lo que vimos
Sueño como
usted, con que:
Las fuerzas políticas de
derecha democrática, centro e izquierda; los empresarios y países que dan su
apoyo a las conversaciones de La Habana; las bancadas parlamentarias que
legislarán del 2014 al 2018 no son ni serán el colchón donde reposará el
castrochavismo, sino los actores de un modelo de país y sociedad que buscará
paz y justicia sin guerrillas.
Pero temo, que cuando no se habla de pedir
perdón (todos los que nos han victimizado) de entregar todas las armas (los que
constitucionalmente no han recibido el encargo de portarlas para defendernos) de
que no es lícito que sigan delincuentes legislando y que ahora vengan otros
delincuentes a legislar y gobernarnos, cuando sólo se habla de cómo hacer para
que el pueblo se trague otro embuchado incierto, temo que lo que estamos dando
es un salto al vacío o iniciando quizás una nueva masacre.
Si llegó hasta esta parte de mi mensaje, le
agradezco. Lo seguiré leyendo pues me gustan los cuentos, la poesía, las
novelas, la ficción, los ensayos y aprendí que la historia hay que leerla con
cuidado, pues lleva mucho del alma del que la escribe y poco de objetividad. Y
los columnistas a más de entretenernos a veces nos provocan y nos hacen pensar,
nos retan y nos fuerzan a escribir lo que pensamos.
Cordial saludo.
León Montoya Naranjo.
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